República Dominicana no necesitaba el retiro puro y simple de la reforma fiscal, sino, más bien, una contrapropuesta orientada en la reorganización de la forma en que se utilizan los recursos que administra el Estado y en el que la lucha contra la evasión y la informalidad formen parte de los capítulos más importantes.
Así lo expresó el Centro Juan XXIII, mediante un comunicado en el que, además, llamó la atención del presidente de la República, Luis Abinader, para sentarse en la mesa del diálogo y trabajar en la elaboración de una reforma desde lo consensuado, incluyendo, primordialmente, una readecuación real, no nominal, del gasto público y donde el combate contra todo aquel que evada la ley sea frontal.
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De acuerdo con la organización, el discurso emitido por el presidente el pasado 19 de octubre, lejos de satisfacer los deseos de la sociedad civil y los diversos sectores que se pronunciaron en contra durante las vistas públicas y manifestaciones pacíficas frente al Congreso, no generó más que confusión y puso en vilo la capacidad del Gobierno de seguir hacia delante y dando a entender que “o se aceptan las propuestas de la élite política cual cheque en blanco o se rompe la baraja”.
Asimismo, señaló que, al parecer, tanto el mandatario como sus asesores parecieron malinterpretar el motivo de la agitación que generó el proyecto, sin prestar mayor atención a que todos los sectores expresaron su voluntad y entendimiento de que se logre una reforma fiscal, siempre y cuando ésta sea justa e igual para todos.
“Señor presidente, la misma sociedad que reconoce su liderazgo y buena intención, es la misma sociedad que le ha dicho de forma enfática que está dispuesta a meterse las manos de nuevo en los bolsillos para la construcción del desarrollo que merecemos, siempre y cuando el sacrificio sea de todos y sólo hasta el límite de lo necesario y posible”, dictó el documento.