Los Aristy de Higüey: ¿Sacerdotalis sanguis?

Los Aristy de Higüey: ¿Sacerdotalis sanguis?

Calle principal de Higüey, 1930, National Geographic (hoy calle Agustín Guerrero, frente a la Basílica)

En nuestra cápsula “Descendencias sacerdotales: Gabriel Moreno del Christo” (Areíto, 17 de junio de 2006) dimos a conocer la progenie natural de este sacerdote, compuesta por dos hijos: Fabio José Caminero, hijo de Luisa Caminero, y Altagracia Villegas, hija de Celimena Villegas y abuela del abogado y poeta Víctor Villegas. Pero un acto auténtico recientemente localizado permite elucubrar que pudo haber existido una hija más.

En efecto, el 5 de octubre de 1870, ante Antonio Pichardo, alcalde constitucional de la común de Higüey, en funciones de escribano público por no haberlo allí, el Pbro. Gabriel Benito Moreno del Christo, canónigo y cura párroco, “en prueba de su amistad que le profesa a la señora Valentina Santana” le hizo “donación irrevocable” de un bohío de su propiedad en la plaza de armas, entinglado de tablas de palma y cobijado de cana, con su patio cercado de tablas de palma, que fabricó él mismo y valorado en doscientos pesos fuertes. La “señora Santana”, acompañada de su padre Enrique Santana, aceptó la donación, que quedó sin efecto cuando ella permutó aquel bohío con otro, propiedad de Bernardo Montás, ubicado en la calle del Calvario, conforme certificación expedida el 10 de julio de 1871.

La “señora Santana” era una joven de apenas veinte años, pues había nacido en Higüey el 14 de febrero de 1850; sus padres, Enrique Santana y Mariana Lizardo, habían casado en esa ciudad el 7 de enero de 1846. Él era hijo de Leandro Santana Garrido y Juana Peguero y ella de Benita Lizardo.

Después de su ordenación sacerdotal en 1854, la primera parroquia en la que Moreno del Christo ofició fue en la de Higüey, que calificó como su curato predilecto de los nueve en los que estuvo, de manera que pudo conocer a los Santana Lizardo desde entonces. Entre 1866 y 1868 se desempeñó como cura de Baní y San José de Ocoa y en junio de 1868 volvió a Higüey, siendo la tercera ocasión en la que vivió allí, conforme recordaban los miembros del ayuntamiento en una carta de felicitación fechada el 7 de febrero de 1870 que le dirigieron por haber fundado una escuela pública para niños, y que él mismo evocaba en una carta que dirigió al presidente Ulises Francisco Espaillat el 20 de mayo de 1876.

Moreno del Christo manifestaba “un trato franco y familiar con todo el mundo”, por lo que tenía “numerosas amistades, en especial de la actividad política”, en las parroquias en las que se desempeñó y suscitaba simpatía y admiración en sus feligreses “por la galanura de sus homilías y sermones”, condiciones que reforzaban su “superior autoridad moral”, conforme refiere Rufino Martínez. ¿Por qué razón le profesaría “amistad” a la joven Santana? ¿Encantaría con su verbo en las misas en la iglesia de San Dionisio aquel sacerdote de entonces 39 años a aquella muchacha y a sus padres? ¿Logró atraerla por medio de su autoridad? No es de dudar, pues el padre Moreno del Christo había captado agudamente el perfil de sus feligreses higüeyanos, a los que calificó como “alegres, hospitalarios, religiosos, dóciles, sumisos”.

Hacia 1873, cuando Valentina Santana tenía 23 años, dio a luz a su hija natural Luisa Santana, acaso fruto de su “amistad” con Moreno del Christo, todavía para entonces cura en Higüey; extrañamente, su bautismo, en el que debió ser oficiante, no aparece consignado. La “amistad” que le profesaba Moreno del Christo duró poco tiempo más, pues Valentina murió el 29 de febrero de 1875; su acta de enterramiento la redactó el mismísimo Moreno del Christo, quien continuó como cura de Higüey hasta octubre de 1879.

Huérfana de madre y con 18 años cumplidos, el 14 de abril de 1891, Luisa Santana contrajo matrimonio civil con Federico Aristy, entonces de 33 años, y al día siguiente celebró su matrimonio eclesiástico. A más de esposa, se convirtió en madrastra de Joaquina, Juan Bautista (padre del novelista y político Ramón Marrero Aristy (1912-1959), quien uso sus apellidos invertidos) y Julia Aristy, procreados por su esposo Federico con María Marrero y que en ocasión de su matrimonio civil y con el consentimiento de Luisa reconoció.

Para el año de su matrimonio, Moreno del Christo editaba una cuarta y última edición, mejorada, aumentada y adornada con finos grabados, de su famoso “Album del Comendador Moreno del Christo”, un compendio de autógrafos de diversos personajes a los que conoció y que refleja, en palabras de Emilio Rodríguez Demorizi, su condición de sibarita consumado y su disoluta vida mundana en París, donde vivía desde 1886, cuando fue designado por el presidente Alejandro Woss y Gil como enviado extraordinario de República Dominicana en Francia.

Entretanto, Luisa se convirtió en nuera de Santos Aristy, quien fallecería en San Pedro de Macorís el 10 de enero de 1917 a la edad de 78 años. Era hija de Manuel Aristy y Ana María Pimentel, quienes, después de haber vivido en unión libre, casaron en Higuey el 18 de septiembre de 1871; él contaba entonces con 72 años y era hijo de José Aristy y María Báez, en tanto Ana María Pimentel tenía 52 años y era hija de Tomás Pimentel y Tomasa Terrero.

Moreno del Christo estuvo nuevamente en Higüey en 1899, cuando ya habían venido al mundo cuatro hijos de Luisa: Joaquina, nacida el 28 de noviembre de 1894; Joaquín, nacido el 5 de diciembre de 1895; Nestor Aníbal, nacido el 12 de mayo de 1897, y Arismendi, nacido el 19 de agosto de 1899. Volvió a Higüey en 1902, donde convaleció después de haber quedado inválido en París en 1900; el año anterior, el 19 de junio de 1901, había nacido José Agustín Aristy Santana, el quinto hijo de Luisa, que casó en Higüey el 7 de marzo de 1925 con María de la Cruz Rijo Pión; fue padre, entre otros, de Luis Aristy Rijo, quien casó en Higuey el 2 de octubre de 1946 con Oliva Castro Castillo, hija de Andrés Castro y Magdalena Castillo, padre a su vez de Amable Aristy Castro, presidente del Senado y senador por la provincia La Altagracia.

Dos nuevos retoños de Luisa, Santos, nacida el 9 de septiembre de 1903 y que llevó el nombre de su abuela paterna, y Máximo, nacido el 29 de mayo de 1905, antecedieron a la muerte de Moreno del Christo en Santo Domingo el 26 de octubre de 1905 a la edad de 74 años. Luisa concluiría su ciclo reproductivo al filo del tercer lustro del siglo XX: Altagracia Colombina vio la luz el 22 de agosto de 1906 y Jorge Federico nació el 23 de abril de 1915.

Luisa Santana fallecería siendo viuda en La Romana el 17 de octubre de 1962, cuando ya aquel canónigo “con el alma puesta en las cosas profanas más que en las sagradas” y “sibarita refugiado en la grande autoridad de la Iglesia, con cuyo ropaje se cubrió para el logro de sus objetivos”, como lo calificó Rufino Martínez, era materia de sus recuerdos.

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