Los fracasos y las adversidades: cómo gerenciarlos

Los fracasos y las adversidades: cómo gerenciarlos

José Miguel Gómez

La disfuncionalidad y la inadaptabilidad personal y social, son áreas de interés de la psiquiatría y la psicología. Ahora tenemos más personas desarmonizadas, infelices, angustiadas, en disonancias entre lo que piensan, lo que dicen y lo que practican.

Después del covid-19 cientos de personas han quedado desregularizadas emocionalmente, o sea, con ataques de ansiedad, depresión, irritabilidad, nerviosismo, inadaptadas y desenfocadas de los propósitos de vida.

Los nuevos comportamientos sociales marcan tendencia de un adulto que, se angustia por compras compulsivas, más consumo de alcohol, aumentar más las deudas y buscar más de la visibilidad y la notoriedad social sin valorar los riesgos y las consecuencias.

Las personas que fracasan van perdiendo la capacidad de asombro, de medir consecuencias, de valorar el riesgo, de poner límites y de trasgredir las normas sociales.

Otros fracasan porque no planifican, no siguen objetivos ni metas, ni son creativos, no asumen presupuestos, no son prudentes, viven atrapados entre el “ser y el parecer”.

Los que fracasan renuncian del ser y empiezan a vivir del parecer: del querer demostrar, de reconstruir y lavar la imagen a cualquier precio y a cualquier resultado.

Vivimos en el relativismo ético, en la permisividad social, en la compra de la imagen y en la visibilidad del “éxito” como expresión de la conquista y del narcisismo social. Las personas fracasan cuando empiezan a perder credibilidad, a no ser dignos de imitar; pero también, cuando dejan de ser referentes para otros; cuando rompen el equilibrio, la equidad, y la eficacia en su vida cotidiana.

Literalmente se fracasa cuando se va perdiendo la relación consigo mismo, con los demás y con las cosas.
Practicar o asumir conductas que predicen que va mal, que está asumiendo riesgos y que terminará víctima del riesgo y no se detiene indica que se va rumbo al fracaso.

¿Se puede prevenir el fracaso? ¿Se pueden medir los riesgos?

las personas con inteligencia social, emocional y espiritual, o que logran alcanzar madurez, asumen el timón de su vida, establecen límites, sienten resaca moral, no despersonalizan, ni juegan ni apuestan al sacrificio de la obtención a cualquier precio.

Las personas que fracasan en las adversidades son influenciables, altamente predecibles, de baja autoestima, con necesidad de reconocimientos, de validación social, de aceptación de grupos o con miedo a la soledad, a decir no, a poner distancias, a desintonizar o mantener un criterio o una conducta diferente por miedo al rechazo.

Son muchos los jóvenes y adultos que se exponen al riesgo por temor a perder un amigo, un grupo, un trabajo, una pareja tóxica, una actividad de altos riesgos.

El fracaso puede llevar a un sentimiento de frustración; pero no toda frustración implica un fracaso en la vida. ¿Por qué fracasan las personas? Por miedo, por no gerenciar la vida. Por indisciplina, desorganización, mal manejo de finanzas personales, por perder el enfoque y por no aprender a priorizar y medir resultados de vida.

Las adversidades son parte de la vida, nos ayudan a madurar y a ser resilientes.

Las personas que fracasan son las que no protegen sus vulnerabilidades y no saben como utilizar el cerebro para buscar soluciones asertivas en circunstancia determinada. Los momentos actuales demandan gerenciar las adversidades.

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