En diciembre del año pasado el país tenía registradas un total de 3,281,018 motocicletas, una cantidad realmente significativa, sobre todo cuando se piensa que cada propietario, es decir cada motorista, es un voto por conquistar, que fue lo que trataron de hacer algunos partidos políticos y sus líderes en el tramo final de la campaña electoral.
“Los motoristas son ciudadanos que merecen nuestro apoyo, hombres y mujeres que luchan incansablemente frente a la difícil situación que viven los dominicanos”. Son palabras del candidato de la Fuerza del Pueblo, el expresidente Leonel Fernández, publicadas en sus redes sociales, donde se comprometió, de ganar las elecciones, a brindarles todas las facilidades necesarias para fortalecer su labor, “de manera que podamos trabajar juntos por la seguridad y el bienestar de todos los dominicanos”.
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El presidente Luis Abinader, candidato a la reelección y puntero en todas las encuestas de opinión, también le dedicó unos cuantos piropos a los motoristas, a los que tuvo que desagraviar desmintiendo que los llamara “plaga”, como se divulgó en una información manipulada que circuló en las redes, haciéndose acompañar de centenares de motoconchistas y sus dirigentes durante sus recorridos proselitistas del fin semana para aclarar el malentendido y dejar establecido que sus relaciones son buenas. Al coro se sumó el candidato de Generación de Servidores, Carlos Peña, quien les ofreció su respaldo ante los maltratos que sufren del gobierno.
Tanta consideración y muestras de respeto de los políticos hacia los motoristas, tan numerosos como ingobernables, confirma la teoría, cada vez más extendida, de que son ellos los principales responsables de que anden como chivos sin ley sin respetar nada ni a nadie, por lo que no hay esperanzas de que alguno los obligue, desde la autoridad del Gobierno, a respetar la ley como hacemos el resto de los ciudadanos. Que, por cierto, también votamos en el día de las elecciones.