Como aquí los problemas no se solucionan sino que se posponen o se resuelven solo a medias, no salimos de un eterno círculo vicioso en el que estamos atrapados y sin salida impidiéndonos avanzar. Los más de 300 campesinos que en el 2016 fueron desalojados de la tierra que cultivaban desde los años setenta en San Francisco de Peralvillo, en la provincia de El Seibo, son un buen ejemplo, aunque por supuesto no el único, de lo que acabo de afirmar. Capitaneados por el sacerdote Miguel Angel Gullón, iniciaron en el 2019 un peregrinaje que duró cinco días desde El Seibo hasta la Casa de Gobierno, donde permanecieron apostados reclamando la devolución de las 18 mil tareas de tierra de las que alegan fueron despojados, durante cinco días, hasta que una madrugada fueron desalojados a palos y empujones por miembros de la Policía Antimotines. Luego de esa acción tan violenta como innecesaria, que le generó muchas críticas al gobierno del entonces presidente Danilo Medina, el gobierno nombró una comisión para tratar de resolver el problema, y el mismo presidente Medina, durante una de sus visitas sorpresa, llegó a prometerles personalmente que les conseguiría sus títulos u otras tierras donde asentarse.
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Pero vino la garata con puños de las elecciones, el PLD perdió, y las promesas de solución se las llevó la derrota. Y así nos olvidamos de los peregrinos, que hoy se espera lleguen hasta las puertas del Palacio Nacional, luego de una larga caminata con la que han vuelto a demostrar la firmeza de su reclamo y la determinación para alcanzar su objetivo. En esta ocasión esperan que, contrario a lo que ocurrió con el gobierno anterior, sus nuevos inquilinos no los mareen prometiendo lo que no piensan cumplir, y es por eso que vienen a reclamarle directamente al hoy Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Antoliano Peralta, que cumpla la promesa que les hizo durante la campaña electoral. Como no ha pasado tanto tiempo, esperemos que se acuerde.