El sur de Estados Unidos ha sido golpeado por una ola de calor extremo y mortal. En Houston, un obrero de construcción de 24 años murió de insolación. Su cuerpo superó los 43 grados. En Miami, la situación de aquellos que trabajan a la intemperie preocupa a las organizaciones de justicia medioambiental y las autoridades tardan en reaccionar.
Todos los días a las 7 de la mañana, Fernanda empieza a trabajar bajo el sol. La joven guatemalteca es empleada en uno de los viveros de Miami y acaba su turno a las cuatro de la tarde.
Fernanda corta, poda y traslada plantas en macetas de varios kilos todo el día. En circunstancias normales el trabajo ya es físicamente exigente. Pero en los últimos días las temperaturas extremas que han azotado el sur de Estados Unidos lo han vuelto aún más agotador. Además, Fernanda tiene cuatro meses de embarazo.
«El calor afecta a todos los trabajadores, pero muchas mujeres embarazadas nos vemos obligadas a cargar cosas pesadas. Hemos pedimos que acaben con este abuso. El calor nos provoca terribles migrañas, vómitos y calambres», dice a RFI.
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Las temperaturas extremas son cada vez más frecuentes. Trabajar en los campos del sur de Estados Unidos se está volviendo peligroso. En Florida, muchos empleados como Fernanda son indocumentados.
Están desprotegidos y corren riesgo de deportación. Pero la intensidad de la crisis climática los ha llevado a actuar para exigir mejores condiciones de trabajo a sus empleadores.
“Los inmigrantes indocumentados merecemos ser tratados con dignidad, como seres humanos», denuncia Sandra, originaria de El Salvador, que lleva 16 años trabajando en viveros de Florida. “Lo único que quiero es que me escuchen y que no me traten como a un animal. Por eso estamos luchando: pedimos agua, sombra y tiempo para descansar durante la jornada”.
Las asociaciones ecologistas se movilizan
Varias organizaciones ambientales de Miami han empezado a apoyar a los trabajadores indocumentados. «En el condado de Miami tenemos cientos de miles de trabajadores al aire libre, en la agricultura, en las obras de construcción, en jardinería y muchas otras áreas que son vitales para nuestra economía», indica Oscar Londoño, subdirector de la ONG WeCount.
“El riesgo de muerte por calor extremo es un 35% mayor para ellos que para el resto de la población», precisa. “Porque muchos de ellos trabajan entre 8 y 10 horas diarias, sin descanso y sin agua, sin sombra. Y ahora mismo, con la ola de calor actual, estamos realmente preocupados. Si no hacemos algo, muchos van a morir”, advierte.
En Texas, 14 personas murieron durante la ola de calor. Cada año en Miami, muere una treintena de personas.
En estos estados conservadores del sur del país la respuesta política aún no se ha materializado.
Activistas contra los negacionistas del clima
En Florida, el gobernador Ron DeSantis se opone a las medidas destinadas a limitar el calentamiento global. Las ha calificado de «temas de izquierdas”.
«El gobernador tilda a cualquiera que se preocupe por el medio ambiente de ‘woke’. Negar la ciencia es realmente lo que está destruyendo el futuro de este planeta», lamenta el artista Xavier Cortada, cuya fundación busca concienciar sobre el cambio climático.
Adam Roberti, director de la Fundación, distribuye carteles artísticos que ilustran las zonas de Miami amenazadas por la subida del nivel del mar.
“La gente repite lo que oye en Fox News, o sea que el cambio climático no es más que una patraña comunista. Simplemente porque no quieren saber nada de las normativas que permitirían combatir el cambio climático», dice Roberti.
Sin embargo, Florida está amenazada por subida del nivel del mar, que podría convertir a Miami en un vasto pantano inhabitable dentro de cincuenta años.