Lamentó que haya tenido que volver a mencionar el hambre y desigualdades como dos grandes amenazas como lo hizo en 2003
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, abrió ayer los debates de la Asamblea General de la ONU, con un fuerte mensaje contra el hambre, la pobreza y las desigualdades que existen en el mundo.
“El hambre debe ser un tema central”, declaró Lula, quien citó que «735 millones de seres humanos van a dormir sin saber si van a comer mañana”, en un “mundo cada vez más desigual” y en el que “el destino que cada niño que nace este planeta parece trazado en el vientre su madre”, por dónde nace y por “su clase social».
Según Lula, las desigualdades “deben provocar indignación” y con la fuerza de ese sentimiento se debe “construir un mundo más justo, solidario y fraterno». “Es preciso ante todo vencer la resignación que nos hace aceptar tanta injusticia como un fenómeno natural”, declaró el presidente de Brasil, quien apuntó que no hay dudas de que para solucionar esos problemas “falta voluntad política en aquellos que gobiernan el mundo».
En su condición de presidente de Brasil, Lula pronunció el primer discurso de la Asamblea General, en la que ha sido su octava participación ante la ONU. Ha vuelto a este foro después de su primera vez, en 2003, y tras haber asistido en forma consecutiva hasta 2008, a lo largo de sus primeros dos mandatos. Lamentó que haya tenido que volver a mencionar el hambre y desigualdades como dos grandes amenazas que pesan sobre la humanidad, como lo hizo en 2003.
Agregó que, ahora, 20 años después, a eso se agregan las consecuencias del calentamiento global, que “son sufridas más por los países más pobres”, pero aseguró que no pierde “su esperanza” en que la comunidad internacional sabrá centrar su agenda global en el combate a todas las desigualdades.