PARÍS. El nuevo presidente de Francia prestó su apoyo el martes a la candidatura de París para organizar los Juegos Olímpicos de 2024 y continuó con su trabajo para formar un gobierno con caras nuevas, con mujeres en la mitad de los puestos y encargado de ejecutar sus planes para rediseñar las leyes laborales y reformar la política gala.
En su segundo día completo en el cargo, Emmanuel Macron recibió a una delegación del Comité Olímpico Internacional en el Palacio del Elíseo, un gesto de importancia simbólica en apoyo de la capital francesa, que compite con Los Ángeles en una ajustada carrera por la organización de los Juegos.
Macron indicó que acudiría a Lausana, en Suiza, para una importante reunión del COI en julio y a Lima, Perú, en septiembre, donde el comité tomará su decisión final.
“La conversación no dejó dudas del hecho de que la candidatura de París disfruta de un apoyo extremadamente firme de todas las autoridades públicas”, señaló a la prensa tras la reunión Patrick Baumann, responsable de la comisión de evaluación del COI.
Conseguir los juegos sería un gran impulso para Francia tras años de menguante influencia global, y un espaldarazo para Macron mientras el mandatario de 39 años emprende su legislatura y su arriesgado intento de reactivar la economía francesa.
Sin embargo, la principal tarea de Macron el martes era formar un nuevo gobierno tras nombrar al discreto legislador de centroderecha Edouard Philippe como primer ministro.
En un difícil ejercicio de malabarismo, Macron intenta rediseñar la política gala con ministros de izquierda y derecha y combinándolos rostros nuevos con pesos pesados experimentados que le puedan ayudar a dejar marca en Europea y a nivel internacional
En su primer viaje al extranjero, cuando llevaba apenas 24 horas en el cargo, se reunió en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel pidió más coordinación entre los países que utilizan el euro.
De vuelta en caso, su designación de Philippe como primer ministro provocó críticas de socialistas y conservadores. Los partidos tradicionales temen verse relegados por el creciente partido centrista de Macron, República en Marcha, en las cruciales elecciones parlamentarias del mes que viene.