Manifestantes de «chalecos amarillos» escenifican nuevas protestas en París

Manifestantes de «chalecos amarillos» escenifican nuevas protestas en París

Los disturbios de grupos radicales en la manifestación de París este miércoles eclipsaron las demandas del 1 de mayo de los sindicatos franceses que, además de divididos, han quedado relegados a un segundo plano desde el inicio de las protestas de los “chalecos amarillos” hace más de cinco meses.

Los conocidos como “black blocs” y algunos “chalecos amarillos» protagonizaron los enfrentamientos con las fuerzas del orden, que habían desplegado un dispositivo de 7.400 agentes en la ciudad ante mensajes en las redes sociales que anunciaban un desencadenamiento de violencia, y que al final no fue tan grave.

No obstante, al menos 24 manifestantes y 14 antidisturbios resultaron heridos en esta marcha que reunió a 80.000 personas, según el principal sindicato convocante, la Confederación General del Trabajo (CGT), y 28.000 según los datos provisionales del Ministerio del Interior.

Los primeros choques con la policía empezaron antes incluso de que la manifestación echara a andar desde la estación de Montparnasse, cuando grupos de “black blocs” que se habían fundido entre la multitud lanzaron proyectiles a los agentes.

En su respuesta con gases lacrimógenos, una de las cargas policiales afectó al cortejo del secretario general de la CGT, Philippe Martínez, que tuvo que ser evacuado temporalmente cuando era abucheado por un grupo de radicales.

A su vuelta a la marcha, Martínez se quejó de la acción de las fuerzas del orden y pidió responsabilidades al ministro del Interior, Christophe Castaner. Su sindicato, en un comunicado, calificó lo ocurrido de “escandaloso” e “inadmisible en nuestra democracia». Otro de las centrales convocantes, la Federación Sindical Unitaria (FSU) se retiró de la marcha a la vista del nivel de violencia.

La Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), junto a otros sindicatos considerados también reformistas (CFTC y UNSA), habían decidido organizar una manifestación de forma separada en la capital, convencidos de que la violencia de los últimos años está desanimando a muchos de sus afiliados.

Los choques se prolongaron no sólo durante todo el recorrido del desfile hasta la plaza de Italia -en un trayecto en el que se había decretado el cierre de los comercios con carácter preventivo-, sino que se prolongaron horas después de finalizado.

Un portavoz de la Prefectura de Policía indicó a Efe que hasta las 18.00 locales (16.00 GMT) habían contabilizado 330 detenciones, y de todas esas personas 220 quedaron bajo custodia, sobre todo como resultado de los más de 17.700 controles de identidad que se habían llevado a cabo con carácter preventivo en toda la ciudad.

“Los que hemos detenido eran personas que tenían claramente intenciones belicosas”, indicó a la emisora “France Info” una responsable de la Prefectura.

Para ilustrarlo, se refirió a tres personas -de acuerdo con algunas fuentes, españoles- a los que se requisaron en su vehículo bolas de acero, bombonas de gas, martillos y cuchillos, entre otro material. “Todo eso nos hace pensar que no se iban a manifestar pacíficamente”, ironizó.

Fuera de París, las cosas se desarrollaron con mucha más normalidad, a excepción de algunos incidentes en Besançon o en Toulouse, horas después de las manifestaciones sindicales.

En el conjunto de Francia, la CGT dijo que hubo “más de 310.000 manifestantes”, una cifra superior a la del pasado año. Para el Ministerio del Interior fueron 164.000.

La líder de la ultraderecha, Marine Le Pen, que había decidido celebrar el 1 de mayo en Metz (noreste) donde participó en un banquete popular, denunció al Ejecutivo por considerarlo responsable de haber permitido los actos de violencia en París.

Afirmó que las autoridades “conocen el pedigrí” de sus autores y si no hacen nada por detenerlos es porque “no hay voluntad” y porque “el Gobierno de forma cínica espera obtener un beneficio».