Siendo militar organizó un frustrado complot contra Trujillo. Se asoció a células clandestinas del 14 de Junio, por lo que fue arrestado y salvajemente torturado. Fue guerrillero, combatiente de abril, exiliado y perseguido por sus ideas y luchas contra la opresión, la desigualdad social, las injusticias.
Manuel Demóstenes Félix Rodríguez (Cucho), quien será reconocido designando con su nombre una calle de Santo Domingo, desarrolló una vehemente actividad política en su existencia breve pero intensa.
Descubierto en una finca de su padre en Las Yayas, de Azua, fue esposado y paseado por las calles de Padre las Casas y aunque recibió el apoyo moral de sus compueblanos, al apreciar lágrimas en los rostros de familiares y amigos exclamó: “¡Pueblo, los héroes no se lloran, los héroes se imitan!”. Cumplía la misión de formar una guerrilla en San José de Ocoa junto a un grupo en el que estaban Ramón Pérez Martínez, Orlando Mazara y Arsenio Ortiz, que fue fusilado.
Cucho logró escapar y atravesar la cordillera Central. Tras la inhumana exhibición fue conducido a la Jefatura del Ejército en Santo Domingo y entregado al general Jacinto Martínez Arana, quien por instrucciones del Gobierno de Reconstrucción lo envió a La Victoria.
Del leal colaborador y protector de Amaury Germán Aristy, admirador de Fidel Castro y relacionado de los altos mandos de la revolución cubana habla su primogénito, el general Demóstenes Félix Paniagua, quien agotaba horas escuchando las ejemplares pero arriesgadas hazañas del soldado que a los 19 años de edad comenzó a desafiar la tiranía trujillista que dejó en sus brazos y espaldas huellas de la saña de sus esbirros.
Además de su valor y su espíritu patriótico, Cucho fue un inquieto estudioso al que las constantes deportaciones y encarcelamientos durante los Doce Años le impidieron concluir la carrera de Derecho.
Realizó estudios primarios en la Escuela Julia Molina (hoy Félix Mota) y secundarios en la Escuela Laboral Arte y Oficio de Padre las Casas, donde nació el 25 de julio de 1939, hijo de Gerineldo Félix y Regla Rodríguez Bobadilla.
De la madre heredó el antitrujillismo y demás rebeldías políticas. “Ella no conoció a su padre porque murió en la guerra civil de 1912 apoyando al grupo jimenista en contra de los Victoria. Para 1940 comenzó a entender que Trujillo se convertía en un dictador peligroso” y se lo transmitió al vástago, narra Demóstenes. Agrega que también Abelardo Herrera Piña inculcó a Cucho sentimientos contra la dictadura.
Siempre en lucha. Cucho Félix ingresó al Ejército en 1958, asignado a Dajabón y luego transferido a la Aviación Militar Dominicana para conformar el Batallón Blindado. En 1959 lo ascendieron a cabo e inmediatamente fue promovido a la Compañía de Tanques AMX como “sargento de A & C” (Administración y Contabilidad).
Pero ya “sentía estupor” por la tiranía y trató de conquistar compañeros para una trama, entre ellos el sargento Rojas Durán.
El “Complot de los blindados” no prosperó y en 1960 Cucho se integró al 14 de Junio.
“El 29 de mayo de 1961 fue apresado y enviado a la cárcel del kilómetro 9 de la carretera Mella.
El encarcelamiento de los familiares de los héroes por el ajusticiamiento ocurrido al día siguiente desvió la atención de los verdugos de Cucho hacia estos.
Un mes después fue libertado por gestiones del capitán Marino Roa, pero vivía vigilado en la Base Aérea.
Decidió ir a curar sus heridas a Padre Las Casas, donde estuvo hasta la salida de los remanentes del trujillato.
En 1962 lo nombraron segundo teniente de la Policía, destacado en La Romana, por recomendación de Luis Amiama. Luego fue asignado al Cuerpo de Ayudantes Militares como asistente de Antonio Imbert. Renunció a los cuatro meses para volver al 14 de Junio, vinculándose estrechamente a Manolo Tavárez, quien sería el padrino de su primer hijo.
Tras el derrocamiento de Bosch organizó una guerrilla en la región Sur, por lo que el 12 de octubre de 1963 fue apresado y deportado a Guadalupe y a México donde se relacionó con los comunistas, lo que le costó un nuevo apresamiento. Amigos mexicanos lograron su libertad.
Se trasladó a Puerto Rico con Diego Bordas y se unió a Bosch y otros miembros del exilio. “Vivía en el barco El Bordaco, de la familia Pichirilo Mejía iniciando gran amistad con César, Tavo y el comandante Pichirilo”.
“Se le encargó el levantamiento del 27 de febrero que iba a ser dirigido por el coronel Caonabo Fernández González”, pero fue abortado por el apresamiento del militar.
En la Guerra Patria. Logró entrar al país ocultándose en la casa de Fenelón Contreras, quien mantenía “un centro de conspiración de militares y civiles”.
En esos aprestos estalló la Revolución y Félix Rodríguez se incorporó de inmediato al Comando Constitucionalista.
El presidente Caamaño lo integró a la Policía como segundo teniente y ascendido a primer teniente.
“Durante la Guerra Patria ostentaba el rango de capitán del Ejército Constitucionalista asignado a la sección de Operaciones pero sus directrices eran las del 14 de Junio a pesar de que vestía uniforme militar”, revela Demóstenes.
Su nombre figura en la lista de comunistas elaborada por los norteamericanos para justificar la Ocupación y su intrepidez quedó evidenciada en la batalla del puente Duarte, los asaltos a la fortaleza Ozama y a cuarteles policiales y en otras acciones de 1965. En junio fue cuando se le ordenó extender el movimiento a San José de Ocoa.
Luego de ser libertado de La Victoria retornó a su comando hasta el final de la conflagración cuando fue nombrado Primer Secretario de la embajada dominicana en Colombia.
Regresó en 1968 y pasó al PRD. Fue un gran amigo de Antonio Guzmán, cuya campaña coordinó en la región Sur en 1977. Fue diputado por Azua en los periodos 1978-1982 y 1982-1986. Al concluir se dedicó a varios negocios en Padre las Casas.
Cucho casó en primeras nupcias con Estela Paniagua, madre de sus hijos Demóstenes, Guarocuya, Sucre y Karina. Fruto de un segundo matrimonio es su hijo Cucho.
Antonio Félix Balby. Murió en un accidente automovilístico el 23 de julio de 2001. La designación de una calle con su nombre “es un alto honor que nos hace ver que sus luchas no fueron en vano y un compromiso que nos obliga a ser hombres dignos y respetuosos de nuestros conciudadanos y de las instituciones”, expresa Demóstenes y agrega que su padre dejó a la descendencia “el ejemplo de su amor a la Patria y la preservación del Estado dominicano”.