Después de 15 años de residir en Madrid, España, la chef dominicana María Marte regresa al país para quedarse definitivamente. Así lo reconfirmó a ¡Vivir! sin nostalgia, con voz optimista y cargada de ilusión, con ganas de contribuir a la formación de jóvenes talentos en el área culinaria de su natal Jarabacoa, así como a la preservación, difusión y consumo de algunas plantas autóctonas en peligro de extinción.
Marte forjó una historia de éxito a base de muchos sacrificios en la Madre Patria.
Tras una emigración voluntaria en 2003, cuyo fin era buscar una mejor vida para ella y los suyos, trabajó en la limpieza del prestigioso club Allard, donde un día se le dio la oportunidad de ingresar a la cocina, desde donde conquistó los paladares de los habituales del establecimiento, quienes hicieron pública su complacencia con la nueva chef del establecimiento.
La fama no tardó en llegarle a esta dominicana con voluntad de hierro, pues se alzó con dos estrellas Michelin y reconocimientos de importantes instituciones del ramo de la hostelería.
Precisamente a uno de ellos, el Premio a la Innovación Eckart (2017), que compartió con la directora del establecimiento, y que tuvo una dotación de 50 000 euros, la llevó a tomar la decisión de regresar a la República Dominica e invertir en un proyecto innovador.
María Marte se dedicará a dar apoyo a la escuela Serranía, centro de capacitación creado por Iniciativas de Educación Superior y Complementaria, Inc. (INDESCO), que inició sus actividades en el 2008.
Esta es una organización sin fines de lucro con 26 años de experiencia en la gestión de programas de educación y capacitación de mujeres menos favorecidas que ofrece también docencia en comunidades rurales cuyos pobladores carecen de acceso a otros medios de capacitación.
Esta escuela opera a través de donativos para sostener sus programas de becas para formación en hostelería de jóvenes mujeres con escasos recursos económicos. Y es en este renglón donde nuestra chef hará sus aportes.
“Además difundiré el cultivo y el consumo de plantas autóctonas en peligro de extinción, como la salvia, que mayormente se encuentra en Montecristi, y la acacia, que crece en Barahona”, por citar algunas, pues se adentrará en el campo de la investigación para determinar cuáles otras especies se encuentran en peligro de extinción o necesitan ser dadas a conocer para su consumo y uso en la cocina.
“En mi país hay mucha gente que me necesita y ahora que tengo el conocimiento, puedo ayudar a niños, niñas, jóvenes y adolescentes que quieran formarse en este oficio tan bonito”, expresa.
Ella regresa con la promesa de “seguir llenándome de conocimientos y rescatando lo nuestro”. Su fama y éxito le pertenecen y ella lo sabe. Por eso afirma que las dos estrellas Michelin van con ella donde quiera que vaya, porque forman y seguiran formando “parte de mi vida y de mi historia”.
Reconocimientos
Dos Michelin en la Guía Metrópoli (2010), dos Soles Repsol (2011), Premio Metrópoli al restaurante del año (2012), Premio Travellers’ Choice (2012), Premios Mahou-Millesime al mejor restaurante del año (2012), Premios Club de Gourmets, Premio al «Mejor chef» (2015), Premio del Ministerio de Turismo y la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (Asonahores) en la Feria Internacional del Turismo de República Dominicana (2015), Estrella de la Comunidad de Madrid en el Día de la Mujer que premia el esfuerzo y la dedicación (2015), Premio Nacional de Gastronomía a la Mejor Jefe de Cocina 2014 ( otorgado en 2015) y premio Innovación Eckart (2017), que compartió con la directora del establecimiento, y que tuvo una dotación de 50 000 euros, los cuales se deben invertir en un proyecto innovador.