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Cesada la pandemia del coronavirus como emergencia sanitaria por disposición de la Organización Mundial de la Salud -lo que ya virtualmente había ocurrido en República Dominicana- pasan a merecer mayor atención otras patologías, con letalidades incluidas, colocadas en segundo plano por el mortífero germen que atacaba a la humanidad.
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Corresponde enfocarse como prioridad en las afecciones mentales que elevaron su presencia en una colectividad sumida en desasosiegos por la alta transmisión de un mal que llegó fuera del control de patentizados e inmunizaciones. Los registros hablan de frecuentes casos de depresión, ansiedad suicidios y alcoholismo. En un 40% se elevó la demanda de atenciones psiquiátricas cumpliéndose el vaticinio de expertos.
La comunidad se ha librado de insistentes versiones de estados graves y del acaecer de defunciones por covid y pasan con relieve a su atención los detalles del cáncer que se diagnostica mayormente en mamas, cérvix, próstata y colon. La detección y manejos tardíos de carcinomas, muy comunes en este medio, inciden notablemente como causa de muerte por el extendido déficit de información sobre la forma en que este mal compromete la salud, un vacío a llenar con difusión de mensajes motivadores de comportamientos preventivos y confiriendo mayor dimensión a la Atención Primaria. Campañas que combatan la desatención y falta de medios contra diabetes, hipertensión y otras enfermedades que se contraen por falta de vacunas siempre accesibles.
