En nuestro país la política ha sido aceleradamente rebajada de categoría en los últimos años, básicamente porque los dirigentes de partidos u organizaciones populares orientadas en ese sentido, no cambian la metodología tradicional y con frecuencia repiten discursos, promesas, ideas y todo tipo de argumentaciones sin ningún pudor, pero lo peor ha venido mostrándose en la presente gestión gubernamental donde no se repiten discursos o palabras, sino hechos o realizaciones que criticaron enérgicamente a Gobiernos pasados, pero donde se rompe el récord es cuando los opositores se explayan dando cátedras de ejercicio gubernamental corrigiendo desaciertos que ellos cometieron en mayor número e intensidad que los actuales.
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El caso más reciente es el del propuesto fideicomiso para establecer nuevamente la revista para los vehículos de motor, actividad que tuvo que ser suspendida porque se volvió un desorden mayúsculo y que ahora es rechazado o criticado por quienes fracasaron con esa actividad.
Mi humilde parecer es que la ciencia política se degradó en juego, pero algunos están convirtiéndola en un vergonzoso relajo o charlatanería.