Biden ha convocado una Cumbre por la Democracia. Su cumbre. “La cumbre se centrará en los desafíos y oportunidades que enfrentan las democracias y proporcionará una plataforma para que los líderes asuman compromisos tanto individuales como colectivos para defender la democracia y los derechos humanos en el país y en el extranjero”.
Sería excelente si fuese en el marco de la ONU, único fórum que el derecho internacional reconoce como universal. La fuente de la idea y los actores dejan claro con antelación adónde van y las conclusiones. Me atrevo a adelantarlas: primero seguir atacando y cuestionando a China, segundo insistir en una plataforma de dominación en la que organizaciones globales y representantes de la “sociedad civil” puedan imponer decisiones a naciones –como ahora la CIDH a RD- y, además, la intervención del sector privado para decir cómo se debe organizar la economía y con quien hacer negocio.
O sea, abrirse a las corporaciones e iniciativas de EEUU y Unión Europea como magníficas e ignorar, por satánicas, las relaciones con China. Ahorremos tiempo y recursos, todo está claro y definido. Hablará solo una parte; nada democrático, verdadera autocracia.
Hoy la llamada democracia “representativa” no va más lejos de un eufemismo quebrado. La verdadera democracia tiene que ser participativa e inclusiva, aspectos imprescindibles. Democracia no puede ser, ni puede seguir aceptándose por doquier, un esquema de intereses partidarios donde los partidos ponen ambiciones electorales, políticas y económicas por encima de objetivos nacionales.
La triste imagen que dio la “fervorosa” democracia de EUA con los republicanos defendiendo acciones de un Presidente sin permitir testigos y después, alimentando la maquinaria de intereses partidarios, gobiernos estatales implementan leyes limitando el efectivo ejercicio del voto. ¿Es creíble que un Congreso esencialmente de millonarios representa y defiende los intereses del pueblo? Son problemas de su “autocracia partidaria”.
Indiscutiblemente RD ha avanzado en los últimos años pero el sistema tiene debilidades que deben mejorarse ideando mecanismos adecuados a realidades propias y tradiciones nacionales. Derecho indiscutible de cada nación.
Pretender imponer un modelo único es la base de problemas que están aflorando. Afganistán es reciente y lamentable ejemplo.
Un taxista me dio una contundente lección de filosofía política: “mire don, dijo, “no crea en cuentos, en la democracia los pobres son como los pavos; de los pavos se acuerdan en Navidad y de los pobres en elecciones”.
La democracia “representativa” no es más que un eufemismo quebrado
La verdadera democracia tiene que ser participativa e inclusiva
No puede seguir aceptándose un esquema de intereses partidarios