No es una coincidencia que el periódico El Día publicara ayer, en una misma página, tres noticias sobre la Policía, y que ninguna de ellas hablara de intercambios de disparos ni de agentes haciéndole competencia desleal a los delincuentes. Gracias a esas noticias nos hemos enterado de que el Ministerio de Administración Pública (MAP) y la Policía Nacional trabajan en la elaboración de una nueva escala salarial para los agentes policiales, que el Senado aprobó en primera lectura el llevado y traído proyecto de reforma policial, y que los senadores oficialistas Cristina Lizardo y Reinaldo Pared Pérez abogaron por mas controles y disciplina en la institución “para evitar que se repitan los hechos de los últimos días”. Y no es una coincidencia por la misma razón por la que no hace falta repasar detalles sobre los hechos a los que aluden los legisladores, pues tanto el video que hizo famoso al raso Daurin Muñoz y los “sueldos cebolla” como la denuncia, contra un superior jerárquico, del coronel Radhamés Santos Aquino, han sido ampliamente debatidos por la opinión pública, que sigue bien de cerca, episodio tras episodio, lo que ocurre en la Policía, a la espera del desenlace. ¿Cuál será ese desenlace? Los mas realistas creemos que los días en la Policía del raso Muñoz y el coronel Santos Aquino están contados, por lo que pronto serán tan solo un mal recuerdo para sus jefes, que tendrán los dedos cruzados para que no aparezca otro indisciplinado. Mientras tanto, los cambios y transformaciones que necesita con urgencia esa institución tendrán que esperar, pues sin recursos, sin el dinero contante y sonante que este gobierno se niega a buscar con pretextos y falacias, es casi una burla hablar de una nueva escala salarial para sus miembros o de la reforma de la que deberá salir una Policía muy diferente a la que hoy padecemos.