En la vida nadie tiene la culpa de triunfar en base a sus propios méritos, sin tener que contar con el éxito de un padre ejemplar, profesional y respetado por la sociedad.
Mario Alvarez Soto, uno de los atletas aficionado más dominante en el país, con una gran cantidad de medallas de diferentes colores, en tenis de mesa recuerda con satisfacción en su exitosa carrera vencer a destacados atletas en el campeonato mundial, en Malasia, además fue un activista defensor de los atletas cuando necesitaban de su ayuda frente a sus organismos, donde se ganó el sobrenombre de “el sindicalista de los atletas”.
“Algunas personas y críticos gratuitos querían ponerle un “pero” a mis triunfos y cuando lograba una medalla a nivel internacional, decían ganó el hijo de Cuchito, en una forma discriminatoria para no reconocer mis triunfos”, manifestó el laureado atleta y leyenda mundial. Álvarez Soto tuvo la suerte de nacer en una casa acomodada y un padre conocido en el ámbito político, profesional, en los medios de comunicación y en el deporte.
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Sus progenitores Mario Ávarez Dugan, una autoridad respetada y querida en los medios de comunicación y de Matilde Soto de Álvarez, que desde su inicio en la práctica del tenis de mesa, le dieron su apoyo.
Confesó que cuando ganaba una medalla de oro su padre “Cuchito” no quería destacarlo en el periódico HOY, del cual era su director.