“A los delincuentes que dejen la sociedad trabajadora, honesta y responsable tranquila, porque de lo contrario estaremos dando la cara y respondiéndoles igual como ellos lo están haciendo”. Cuando se habla de que la Policía debe cambiar sus métodos para enfrentar la delincuencia conocidos los pobres resultados obtenidos hasta ahora en una guerra que, a ojos vista, la sociedad dominicana está perdiendo, hay que incluir esa clase de advertencias, bravuconadas, o como quieran llamarlas, ya que los delincuentes no les hacen caso ni impiden que continúen con sus fechorías y la estela de muertes violentas que dejan detrás.

Que es lo que ocurrirá con el “mensaje” que acaba de enviarles el mayor general Eduardo Alberto Then durante su visita del pasado lunes a Santiago, donde entregó 20 nuevas unidades vehiculares para reforzar la capacidad de respuesta de la Policía en la zona.

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Porque si hay unos delincuentes que han demostrado, para zozobra y mortificación de los santiagueros, que no le tienen miedo ni la respetan son los que “trabajan” en Santiago, como lo demuestra que hayan hecho saltar del puesto a los dos últimos comandantes de esa plaza con sus desmanes y tropelías, que por cierto todavía continúan sin que se les de la respuesta apropiada.

Que no será, por supuesto, pedirles por las buenas que se porten bien y que dejen tranquila a la gente honesta, trabajadora y responsable, o de lo contrario recibirán el castigo que merecen; aunque no hace falta saber leer entre líneas para darse cuenta de que el mensaje del Director de la Policía lleva implícita la amenaza de darles pa’bajo en un intercambio de disparos, un viejo método policial que más que someterlos a la obediencia de la ley persigue su exterminio.

Pero como no hay suficientes balas para matar a tantos delincuentes ese método tampoco funcionará, mucho menos si se mantiene en plena producción la gigantesca fábrica en la que hemos convertido la sociedad tan desigual en la que estamos viviendo.