El metro de la ciudad de Nueva York, el más bullicioso de Estados Unidos, retomó este lunes su servicio de 24 horas, un año después de que las autoridades acordaron un cierre nocturno para la desinfección de los vagones como medida para evitar la propagación de la covid-19.
El 6 de mayo del año pasado, las puertas de todas las estaciones cerraron por primera vez en la historia de este medio transporte a la 1 de la mañana hora local, hasta las 5 de la mañana. Un cierre que se ha ido relajando con las medidas de reapertura que acompañan a la vacunación.
El “train” (tren, en español), como lo suelen llamar los neoyorquinos, permanecía cerrado en las últimas semanas entre las 2 y las 4 de la mañana, hasta la reapertura de hoy, que marca el fin del mayor cierre temporal de su historia.
Según las autoridades, los vagones se continuarán desinfectando a pesar de la vuelta a las operaciones continuas y el uso de mascarillas seguirá siendo obligatorio.
Durante los primeros meses de la pandemia, el número de pasajeros se desplomó más de un 90 %, pero el pasado 8 de abril, la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) anunció que el número de usuarios del metro llegó por primera vez a los dos millones al día, una cifra todavía muy por debajo de los 5,5 millones de personas que habitualmente usaban el metro antes de la pandemia.
Su reapertura las 24 horas coincide con el fin del cierre obligatorio de las terrazas de bares y restaurantes a medianoche y se enmarca dentro de un paquete de medidas para recuperar la normalidad anunciado por el gobernador del estado, Andrew Cuomo, el pasado 3 de mayo.
Como parte de esta iniciativa para reactivar la economía en Nueva York, a partir de este miércoles se terminarán las restricciones de aforo que han imperado para la hostelería, el ocio y otros muchos negocios como tiendas minoristas, gimnasios o peluquerías.
Las nuevas normas en Nueva York han sido coordinadas con los vecinos estados de Nueva Jersey y Connecticut y elevan también el límite de participantes en reuniones al aire libre de 200 a 500 personas y en interiores de 100 a 250.
Los grandes recintos -desde estadios a teatros- podrán superar esas cifras si exigen pruebas de vacunación o test negativos y tienen espacio para mantener las distancias requeridas.