Hemos tenido la suerte de conocer a Mildor Chevalier, justo en este momento preparando su próxima exposición que presentará en Santo Domingo, en la Galería Arte Berri, situada en la Zona Colonial, un espléndido espacio cultural.
Desde hace casi ocho años este artista reside en Nueva York, después de una sólida formación académica que recibió a partir de 1999 en la Escuela Grotte Des Arts Plastiques de Puerto Príncipe.
En República Dominicana fortaleció sus estudios en las artes, estudiando en la Escuela Nacional de Bellas Artes en la ciudad capital donde adquirió excelente formación dibujística que maneja con soltura y esmero.
Y, ocurrió que previamente a emigrar a Brooklyn, se transfirió a la Escuela de Diseño Altos de Chavón, en La Romana, graduándose en el año 2010, adquiriendo una muy buena formación.
En sus pinturas se canaliza todo su talento y su discurso visual llevado con excelente sobriedad, en la que el artista maneja con limpieza los diferentes planos de la composición tanto en la forma como en el fondo. Su obra es como una arquitectura oculta que soporta toda representación y el peso de los contextos humanos dentro de la sociedad urbana.
Es obvio que Chevalier tiene academia y duende, en un ojo guiado como una lámpara de mano que observa el movimiento de los seres humanos llegando o saliendo de la ciudad;en la que es difícil percibir la dirección del movimiento.
Pero, movimiento hay demás… No importa la soledad o la multiplicación de las soledades en un enjambre de hombres y mujeres transeúntes en un montaje misterioso pero transparente de una escenografía de andamios en los que los seres circulan amarrados al destino, esto lo interpretamos como la pérdida de su tierra nativa y su búsqueda de nuevos horizontes .
New York es la musa de su construcción, es, en esta ciudad que el artista ha madurado y encontrado su lenguaje. En cada tela descubrimos la arqueología de los muelles del canal, de las orillas del río Hudson, de los puentes de hierro oxidados, me ubique en el Brooklyn Bridge; de los andamios de los primeros rascacielos o de los andenes de los trenes del metro. Siempre he dicho que una obra me impacta cuando en su lenguaje visual encontramos referentes transversales con la literatura, y ciertamente, después de dos días de la visita al taller me quedé con la búsqueda y encontré a John Dos Passos y su inigualable novela Manhattan Transfer.
Mildor es ciertamente joven, pero tiene maestría y madurez de unos años de formación muy bien aprovechados en una de las universidades más prestigiosa de Estados Unidos de Norteamérica, Parsons The New Schoolfor Design, donde hizo su Licenciatura en Bellas Artes y finalmente en la que obtuvo también su Maestría en Bellas Artes, en la universidad Fashion Institute of Technology (FIT).
Queremos resaltar la pertenencia de esta artista al mundo global dentro del Caribe, con una energía humana que le ha permitido desde su Haití de origen pertenecer al mundo actual de las artes, y fortalecer una identidad exclusiva y propia de sus tiempos. Es un ciudadano de hoy, del presente, perteneciente al mundo y preparado para el mañana. En New York trabaja e intercambia con sus compatriotas insulares, abierto a la vida artística de la ciudad –como es natural e ideal- y con una dimensión de apertura y enriquecimiento alcanzando experienciasmulticulturales que influencian su trabajo.
Recientemente, él está enfocado en temas de identidad personal y colectiva, tratando de retratar la identidad más allá de la etnicidad y pertenencia racial y hacia una consciencia global compartida.
Las obras de Mildor Chevalier están expuestas y coleccionada en diferentes partes del mundo, como en Santo-Domingo, Nueva York, Nimes, Chatou y París, en Francia. En Tenerife y Madrid, (España) en Montreal (Canadá) y Beijing, Shanghai, Dalian, Guangzhou (China).
Después de un cálido intercambio el artista nos ha confesado que su trabajo consiste en crear escenas que celebren las experiencias humanas, sus deseos y sus curiosidades de hacer descubrimientos. Su objetivo es retratar la conciencia individual o colectiva en una situación única que explore más allá de la pertenencia biológica y sociológica.
En los últimos seis años, ha estado viajando a Las Américas, Oriente Medio y Asia. Es obvio que este gran artista es una persona caribeña influenciada por las culturas haitianas y dominicanas, expuesta a múltiples culturas y su trabajo se inspira más allá de ese marco insular, de manera inteligente y conservando siempre su origen.
Sus imágenes de polímero sintético (acrílica) sobre lino son resultados de referenciasfotográficas, que mayormente toma durante sus viajes.
Nos comenta que generalmente trato de crear un especie de textura visual atmosférica que evoca la idea de comunidad.
Mildor Chevalier prepara en el presente su exhibición titulada “Relations” tanto en su taller de Brooklyn como en el de la Zona Colonial de Santo Domingo. Es un artista que maneja la luz urbana desde el lugar y tiempo donde se encuentre, por eso su cromática mantiene la muchedumbre en fila, en una ondulación del movimiento de una ola. Estamos frente a la poética del “transeúnte” tanto del artista como del sujeto figurado. Más sin embargo, en el equipaje encontramos un imaginario arrebatado de sueños y de realidades.