Ha sido recibida con beneplácito, la reciente elección de Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, para presidir por los próximos tres años, la Conferencia del Episcopado Dominicano, una de las distinciones más importantes dentro de la Iglesia católica. No es más que un merecido reconocimiento a una trayectoria de trabajo y de innumerables aportes a la comunidad católica y a la sociedad, desde su gestión como vicepresidente de dicha entidad, en el período recién pasado. En las provincias de La Vega, Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez, se siente el orgullo y la alegría de la feligresía católica por la escogencia de Monseñor Rodríguez, donde ha desarrollado su apostolado con dedicación, entusiasmo, prudencia y responsabilidad, con contribuciones puntuales al crecimiento de la Iglesia y a la educación. Monseñor Rodríguez, con el dinamismo que le caracteriza, impregnará la sazón inigualable de su dedicación y entusiasmo para buen agrado de todos.
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¡Eso se puede dar como un hecho! Esperamos que su desempeño se sienta como se ha hecho sentir en los cargos que ha desempeñado anteriormente y, que todo el equipo que le acompaña sepa tocar al unísono para conducir la Iglesia por caminos positivos marcando ese trayecto de valores y principios, para que en cada paso de avance podamos superar la falta de oportunidades, y los penosos casos de familias descompuestas, y de padres y madres irresponsables. Y aunque sea mucho pedir, no dudamos que, con su vocación y su elevada fe católica, desde la Conferencia de Episcopado Dominicano, podamos aliviar o, mejor dicho, sacar del cuidado intensivo, a una sociedad carcomida por los vicios y la corrupción, y de tantos jóvenes que están necesitados del abrazo y acompañamiento de los que pueden y deben llevar un mensaje esperanzador. El Todopoderoso le dará la sabiduría y sapiencia para poner su grano de arena en la reconstrucción de este edificio de fe y mejor convivencia en el que necesitamos y merecemos habitar los todos los hijos de Dios nacidos o residentes en nuestra República Dominicana.