Movilidad Genealógica en el Seibo durante la Era de Francia

Movilidad Genealógica en el Seibo durante la Era de Francia

Edwin Espinal Hernández

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La lista de refugiados en El Seibo inicia con estos personajes:

ADVINCULA, PEDRO: Natural de Cotuí. El 5 de noviembre de 1806 compró a Juan de Parra, natural y vecino de la villa de El Seibo, “dose pesos fuertes de a ocho reales de plata cada uno” en el sitio de Magarín, heredados de su madre Elena de Morales.

CARTEN, JUAN: “natural de la colonia y actual recidente en esta villa”. El 5 de octubre de 1809 vendió a Manuel Concepción, por ante el comandante de armas de la villa de El Seibo, un conuco de plátanos y algunas matas de café, situado en el paraje Las Dos Bocas, entre los ríos Soco y Seibo, en 18 pesos fuertes.

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CARVAJAL, MANUEL: Vecino de Santo Domingo. El 22 de septiembre de 1809 vendió en El Seibo a Francisco Linares por ante el comandante interino de armas, en ausencia de notario público, un negro propiedad de la Real Hacienda llamado Francisco Sarmiento, conuquero, de edad calculada entre 50 y 60 años.

DE LA CRUZ, ESTEBAN: Natural de Hincha. El 20 de noviembre de 1806, por ante Rafael González y Fernández, notario público, vendió a fray Ignacio Morillas, cura y vicario de la villa de El Seibo, a su esclavo Francisco Hernández, negro criollo, de aproximadamente 28 años, en 250 pesos fuertes.

DE LA PARRA, MARIA: Vecina de Santo Domingo y residente en El Seibo para el 10 de abril de 1804. En esa fecha vendió a Pedro Ruiz, presidente del consejo de notables de esa común, por ante el juez de paz Santiago Sogrera, una doméstica de su propiedad llamada Sebastiana Caballero en 200 pesos fuertes.

DE LOS SANTOS, ANDRES: Vecino de San Juan de la Maguana. El 20 de octubre de 1804 vendió en El Seibo en 80 pesos fuertes de plata a “Monsieur Josef Ludú”, un negro esclavo de Guinea, de 36 años aproximadamente, llamado Manuel, que había comprado en la colonia francesa. La venta se hizo por ante el “Juez semanero”, miembro del consejo de notables, en ausencia de notario.

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