Movilidad genealógica en El Seibo durante la era de Francia (1 de 6)

Movilidad genealógica en El Seibo durante la era de Francia (1 de 6)

Edwin Espinal Hernández

Las poblaciones fronterizas de Hincha, San Miguel de la Atalaya, San Rafael de la Angostura, Las Caobas y Bánica fueron impactadas en forma directa por la revolución de esclavos de Saint Domingue de 1791 y las invasiones haitianas de 1801 y 1805, mientras que Monte Plata, Cotuí, Puerto Plata, San Francisco de Macorís, Santiago, San José de Las Matas, La Vega y Moca sufrieron las incursiones decimonónicas.

En 1801, antes incluso de la llegada de Toussaint Louverture a Santo Domingo, fueron muchos los vecinos que emigraron a Puerto Rico, Venezuela y Cuba. En su mayoría salieron mujeres y niños y también no pocos esclavos, aunque otros, aprovechando la confusión reinante, huyeron o se negaron a acompañar a sus amos pese a las promesas de libertad que les hacían.

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Entretanto, en 1805, producto de la invasión de Jean Jacques Dessalines a la parte este de la isla de Santo Domingo para integrar a Haití la entonces colonia francesa y expulsar los remanentes del ejército expedicionario de Charles Leclerc, las poblaciones de Monte Plata, Cotuí, Puerto Plata, San Francisco de Macorís, Santiago, San José de Las Matas, La Vega y Moca fueron incendiadas, mientras San Juan de la Maguana, Azua y Baní fueron abandonadas por sus pobladores. Mulatos y blancos criollos de origen español se retiraron de la región sur junto a soldados franceses, que se reconcentraron en Santo Domingo. Pero en aquella ciudad también se vio escapar a “los españoles trasladando sus mujeres, sus hijos, sus animales”; negros esclavos fueron transportados a Higuey.

¿Dónde fueron a parar los emigrados forzosos que no pudieron salir hacia otras colonias? Bayaguana, El Seibo, Higuey, Samaná y Sabana de la Mar fueron las contadas poblaciones que sobrevivieron a la destrucción causada por las tropas haitianas. En el caso de El Seibo, actos auténticos de venta de esclavos y de terrenos de su Archivo Real permiten conocer a varios de aquellos migrantes forzados, que tuvieron que rehacer sus vidas en el extremo este de la isla.