Movilidad genealógica en El Seibo durante la era de Francia (6 de 6)

Movilidad genealógica en El Seibo durante la era de Francia (6 de 6)

Edwin Espinal Hernández

La lista de refugiados en El Seibo concluye con estos personajes:

RODRIGUEZ, FELIPA: Vecina de Santiago “y refugiada en esta villa”. El 23 de marzo de 1808 compró en El Seibo en 250 pesos fuertes por ante el notario Domingo Pérez una negra criolla nombrada María, de aproximadamente 40 años, esclava de Juan de Aracha, vecino de El Seibo, que este había comprado en Santo Domingo a Billio Terrero.

RODRIGUEZ, RAFAEL: Vecino de Santo Domingo. El 13 de marzo de 1806 vendió en El Seibo en 125 pesos por ante el notario público Rafael González y Fernández a Eduardo Jiménez, vecino de San Juan de la Maguana, “un negro viejo” nombrado Luis, perteneciente a Santiago Fernández.

SANCHEZ, PEDRO: Natural de Cotuí. El 30 de julio de 1806, por ante el notario público Rafael González y Fernández, vendió en El Seibo en 400 pesos fuertes a Juan de León Benítez, oficial municipal del concejo de notables, a su esclavo Pedro Pablo, negro criollo nacido en su casa.

SANCHEZ, RAMON: Vecino de Los Llanos. El 30 de mayo de 1805, por ante el notario seibano Rafael González y Fernández, se constituyó en acreedor de doscientos pesos fuertes a favor de la fábrica de “esta santa yglecia parroquial”, cuyo mayordomo era Juan Ruiz. Esa cantidad la “mandó imponer por su fallecimiento Luciano de la Cruz, para la celebración de la festibidad del Corpus Cristi”.

SUERO, LORENZO: “natural de la villa de San Juan y vecino de la de Azua”. El 27 de diciembre de 1803 vendió en El Seibo por ante el juez de paz Santiago Sogrera a Juan Ruiz en 280 pesos fuertes dos negros esclavos suyos, madre e hijo, Juan y Juana, “la primera criolla francesa y el segundo criollo español”, “como de veinte y quatro años” y “como de sinco años [sic]”, respectivamente. Eran de su padre Silverio Suero, quien los compró a Lorenzo Balenzuela, vecino de San Juan, quien los había heredado de María de la O Alvarez, quien a su vez los hubo de Pedro del Orbe.