Mercedes Mota: Correspondencia con Pedro Henríquez Ureña (11)
Cómo veía Mercedes Mota (MM) a Pedro Henríquez Ureña (PHU)?:«Aunque eres tan sumamente raro, i tan ingrato amigo, no me cojen de susto tus rarezas, ni te olvido por eso.» (Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña. (BVega, 122).
MM se encuentra en Ponce, luego de haber pasado cuatro días en San Juan, desde donde le escribe a su dilecto amigo PHU, estante en Nueva York. ¿A qué vino MM a Puerto Rico? Al parecer, hay dos motivos: el primero, acompañar a una tal doña Zenona a operarse de cataratas. No se sabe, a juzgar por las cartas a PHU, cuál es la relación de MM con Zenona. Pero es muy estrecha y PHU la conoce. El segundo motivo: cumplimentar una invitación que le han hecho quizá por medio de Eugenio Deschamps para que dicte alguna charla en San Juan (BVega, 120).
Sin embargo, lo interesante de esta carta es la prueba de amistad y confianza entre MM y PHU. MM es colaboradora de la revista costarricense Pandemónium. Su director, el señor Lomónaco, le ha pedido una semblanza suya. Ella le pide a PHU que se la haga. En carta del 6 de octubre, también desde Ponce, le informa que enviará a Pandemónium la semblanza y “Mariposas negras” poema enviádole por PHU desde Nueva York para su lectura personal y que MM ha leído a sus amigos de Ponce: «Todo ha gustado mucho. Y conste que los lectores i oyentes han sido jente culta i de buen gusto artístico. Hay que felicitar al pensador i al poeta. Llevar hasta él frase de gratitud, de afecto i admiración. Y yo, haciéndome intérprete del ajeno i propio sentimiento, las envío con sinceridad i amor. Mi cariño hacia ti es tan puro, tan sentido, que cualquier cosa que te haga aparecer mejor y más grande, ya sea ante el concepto propio o (…) el extraño, me llena de satisfacción i orgullo (…) eso ocurre por afinidad de espiritual, porque nuestras almas (sic) son jemelas.» (BVega, 129). Según Max Henríquez Ureña, este poema de PHU es el primero de dominicano que se escribe conforme al modernismo rubendariano. MM recomendará al director de Pandemónium a fin de que les sean publicadas las colaboraciones de PHU.
Al final de su carta, MM retoma el tono pesimista de su vida: «Escojo los autores conforme a tus indicaciones. Parece que tu gusto literario va siendo el mío. ¿No crees que soi buena discípula? (…) ¡Con que quieres que renueve mis ideas i mi estilo… ¡Noto que en el extranjero escribo de distinto modo que en Santo Domingo. Parece que inconscientemente, se refleja en mis escritos el medio mefítico, enervante en que jiro. ¡Y siento deseo de lanzar un grito, grito interminable: el de la desesperanza, de la inconformidad i el desaliento! ¡Qué terrible es eso, Pedro! ¿No lo comprendes? Por eso, qué se yo… desconfío de mí misma, i solo espero como inevitable resultado, el decaimiento prematuro del espíritu, la atrofia intelectual. El porvenir responderá» (BVega, 131).
Solo un sicoanalista podría, a partir del discurso pesimista de MM, diagnosticar el mal que le aqueja. ¿Tedio, esplín fin de siglo, enmascaramiento de su sexualidad, complejo de inferioridad, sentimiento de abandono, de no ser amada, petición de reconocimiento?: «… hay en mi espíritu el vacío, la noche tenebrosa. Y tú, alma noble, una de las poquísimas que en mi camino he hallado, eres para mí rayo de sol que alumbra las tinieblas de mi alma enferma i desolada.» (BVega, 132)
Es recurrente en MM el desconsuelo a todo lo largo de esta correspondencia con PHU, pese al curso de calidad literaria que le brinda gratuitamente: «Ahora que estás en Puerto Rico, procura conseguir libros de buenos autores, creo que la casa de Maneci publica a Tolstoy, Bourget, Dostoievski, Suderman, Maupassant, etc. ¡Qué autor para enfrascarse en él[,] Bourget! Seguir paso a paso la psicología de El Discípulo que nos enseña a analizar y a profundizar, aunque hace tenerle miedo a los extremos. O Maupassant, que es superior a Bourget en su insight diremos instinto de la vida, con aquel cuadro vívido que él tituló Una Vida y que Tolstoy cree la mejor novela francesa desde que se escribiera Los Miserables. (…) Yo no opino así, porque mejores novelas que Los Miserables me parecen Madame Bovary de Flaubert y Germinal de Zola. La casa de Maucci parece que publica mucho nuevo, porque también tienen el Diario de una Camarera, Le journal d’une femme de Chambre, de Octavio Mirbeau, la mejor o más sensacional novela francesa del siglo XX.» (BVega, 133-1349.
MM hubiese podido ser una gran crítica literaria, una gran observadora de los males sociológicos y literarios dominicanos, pero sucumbió a su programación emocional, a la que ella le llama suerte y los griegos clásicos, destino: «Para complemento del desastre, recibí por último correo la noticia de que había muerto mi sobrinito más pequeño. El penúltimo, entre la vida i la muerte. Esto que me pasa a mí, ¡es horrendo, pavoroso!(…) ¿No tiene nombre, ¡verdad? Si hubiese podido prever los disgustos, las angustias de este memorable viaje, de ningún modo habría salido de casa. No culpo a nadie, culpo a mi suerte, que es siempre fatal, ¡mui fatal!» (Carta a PHU, San Juan de Puerto Rico, 21 de noviembre de 1903, BVega, 141).
MM habla de un sobrinito muerto y en el próximo renglón dice “Pobre niño”. Pero María Antonieta Sagredo(1948: 12-13) habla de la muerte de Olga, una niña, hija de Antera. Es posible que MM se refiera a Manuel Emilio, pues no puede ser Rafael, porque este viajó con ella a Nueva York junto a Lesbia y Dulce María. Es posible que la muerte de Olga fuera anterior a la de Manuel Emilio. Pero esta confusión habrá que aclararla. Los restantes hijos de Antera Mota fueron Lesbia y Dulce María
En carta a PHU del 7 de noviembre de 1903, MM observa desde la capital boricua el destino poco halagüeño de su país: «Puerto Rico se convirtió en foco de revolucionarios. Aquí en San Juan estuvieron varios días, Mon Cáceres, Rodolfo Limardo, Francisco Rodríguez i otros personajes más de nuestra desacreditada i funesta política. El María de Herrera los trajo de Cuba i el francés Olinde los llevó al Cabo. En la expedición iba también [Juan Isidro] Jiménez (sic), no como aliado de ellos, según me manifestó el mismo señor Cáceres. Este parece estar muy descontento de Jiménez (sic), pues dice que es hora de unión, no de división. En esto tiene razón. Allá ellos.» (BVega, 138).
¿Qué hacían todos estos políticos venidos de Cuba y llegados a San Juan y que se dirigen ahora a Cabo Haitiano? Ustedes leyeron en mi entrega anterior el contexto socio-político en que se desarrollaba el intercambio epistolar entre MM y PHU. Bien, todo ese meneo “revolucionario” indica que les tienen la barba en remojo a Alejandro Woss y Gil, lilisista, quien ha traicionado a jimenistas y horacistas. Y Mon Cáceres muestra su disgusto hacia Jimenes, pues este no le perdona a Horacio y los horacistas el golpe de Estado que le sacó del poder en 1902 y que le mantiene en el exilio a él y al clan Henríquez-Ureña. Woss y Gil se juramentó el 1 de agosto de 1903. ¿Qué se avizora en el horizonte?