Fernando Botero, como los grandes artistas, llegó a la cúspide artística a punta de ensayo y error, probando distintos estilos que midieron su creatividad y le enfrentaron a los moldes, un recorrido que se plasma en la exposición que inauguró ayer el Museo Nacional de Colombia.
Tal y como explica a Efe el director de ese museo, Daniel Castro, los visitantes que acudan a ver la exposición “El joven maestro. Botero, obra temprana”, tendrán “la posibilidad de concentrar la mirada en un momento específico de esa producción del artista” nacido en Medellín en 1932, la etapa en que conformó su estilo. Este recorrido se encuentra dividido en tres etapas que amalgaman obras realizadas en Colombia, Estados Unidos y Europa y que según su curador, Christian Padilla, es un recorrido que “explora un artista ecléctico, joven, con ganas de romper con los moldes”. También se evidencia su exploración por movimientos artísticos como el expresionismo abstracto, hasta llegar al “boterismo” de hoy, distinguido en todo el mundo por alterar el volumen de los cuerpos y los objetos.
El primer periodo, “El Giotto es mucho mejor que Playboy» (1948-1954), recibe ese nombre de una experiencia de Botero, que recolectaba las revistas “Playboy” y realizaba copias de sus desnudos.
Sin embargo, al mostrar los dibujos a su maestro de pintura Rafael Sáenz, él le dijo que esos desnudos eran “horrendos” y le mostró cuadros del pintor renacentista Giotto, explica Padilla.