Por: Félix Nova
En tiempos recientes, la República Dominicana se ha convertido en un importante destino para la inversión extranjera directa y que igualmente es de interés general para el país fortalecer los sectores productivos nacionales, viendo eso, es necesitamos la atracción de inversión extranjera y la creación de nuevas fuentes de trabajo, lo que se hace imperativo establecer una estrecha coordinación entre los sectores público y privado para la implementación de una estrategia coherente destinada a optimizar los recursos que se emplean para el desarrollo del país.
Si vemos la Ley 1-12 que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, establece como su Objetivo General 3.3.4 “Fortalecer el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación para dar respuesta a las demandas económicas, sociales y culturales de la nación y propiciar la inserción en la sociedad y economía del conocimiento”, y como parte de los compromisos asumidos por el Estado establece en el artículo 31, numeral 1, que entre en vigencia en un plazo no mayor de tres (3) años “Un nuevo régimen de incentivo y fomento a las actividades productivas que contribuya a fortalecer los eslabonamientos intersectoriales y el desarrollo territorial, fomentar la innovación y la competitividad sistémica, generar empleo decente y atraer inversión hacia actividades que aporten un mayor escalamiento en la cadena de valor.
Por lo cual se tiene que más pronto que nunca estimular la inversión, el desarrollo y la innovación en las ciencias y la tecnología, para llegar ahí tenemos que lograr un amplio trabajo en varios aspectos que abarcaremos en el tema de la innovación y aspectos que juegan un rol fundamental como educación, el cambio de cultura sobre el fracaso y el papel de una legislación que ayude a crear y desarrollar innovadores.
Primero que todo en el aspecto de la educación, cabe destacar que las universidades latinoamericanas siempre quedan en los últimos lugares del ranking, que incluso en el top 100 de las mismas no se encuentra ninguna y la primera en aparecer es la U.N.A.M de México en el puesto 144 del ranking y la primera universidad dominicana en aparecer en el ranking es en el puesto No.4166 del ranking mundial con la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra(PUCMM), se puede decir que parte de ese desempeño de las universidades como en el país es porque se invierte relativamente poco en la investigación científica, con muy poca participación del sector privado, lo que se puede traducir como menos publicaciones científicas y menos patentes registradas.
Para trabajar ese aspecto y mejorar hay que apostarlo todo por la innovación, para la misma según palabras de Andrés Oppenheimer en su libro Crear o Morir menciona que “se necesita un ecosistema que haga posible la innovación”, para la misma se menciona que para ese ecosistema se necesita educación de calidad, al igual empresas y universidades que inviertan en la investigación y desarrollo de nuevos productos, el ambiente económico para las inversiones de riesgo y una legislación que pueda propiciar y alentar el estímulo a la investigación e inversión a las tecnologías.
Para eso no hay que impartir conocimiento, sino enseñar a procesarlo, en el libro Creando innovadores, Tony Wagner, especialista de Harvard en educación, dice que “Lo que uno sabe es menos importante, y lo que uno puede hacer con lo que sabe es cada vez más importante. La capacidad de innovar, o sea la habilidad de resolver problemas creativamente o convertir nuevas posibilidades en realidad, y las habilidades , como el pensamiento crítico, la capacidad de comunicar y de colaborar con otros, son mucho más importantes que el conocimiento académico”.
Ahora un factor clave de todo y lo más complicado de conseguir es la cultura de tolerancia social al fracaso. ¿Qué significa eso? Que hay que instalar a la sociedad la idea de que el fracaso es muchas veces la antesala del éxito. Desde temprana edad hay que enseñar a las futuras generaciones que grandes emprendedores y jefes de Estado hayan tropezado varias veces antes de triunfar y que el hecho de que fracase un emprendimiento, no significa que fracase un emprendedor, no es casualidad que la mayoría de inventores e innovadores hayan perseverado como lo fue Steve Jobs, igualmente Winston Churchill, uno de los más grandes líderes políticos del siglo XX, decía “el éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo” y el siempre alentaba a que nunca se dieran por vencidos a pesar de las adversidades, es una de las principales características de una sociedad innovadora.
Y por último se necesita una legislación que estimule la innovación, es un objetivo que tenemos mediante la estrategia nacional de desarrollo, viendo que se debe simplificar los trámites para abrir o cerrar una empresa, adoptar leyes que hagan respetar la propiedad intelectual y tener una legislación que tienda alentar la reorganización en lugar de la liquidación de empresas, y a tener procesos que tengan celeridad para resolver casos de insolvencia.
Para finalizar, cabe destacar que no es un asunto que se resuelve unilateralmente, se necesita el aporte tanto del Estado como del sector privado y de cada persona que quiera dar el próximo paso, en nuestro país lo que no falta es el talento, creatividad y audacia para hacer cosas nuevas tanto el aspecto individual y en el colectivo, cuando se presenta la oportunidad el dominicano ha salido adelante y es hora de dar un paso importante ya que globalmente la disputa actual es por los talentos, las grandes naciones buscan traer mentes interesantes y fomentar mayor competitividad, necesitamos crear un clima que produzca entusiasmo colectivo a la creatividad y la investigación, crear una cultura de innovación que aliente a la creatividad y hoy en día pueden lograrse con los medios que tenemos al alcance y los incentivos necesarios para motivar a presentes y futuras generaciones.