Del 40 al 60 % se desencadenan por malformación estructural severa
Los riñones tienen funciones muy importantes, tales como mantener un balance adecuado de agua y electrólitos en el cuerpo, a través de las cuales ayudan a mantener un equilibrio adecuado de la presión arterial.
Además, tienen una función endocrina para que el niño pueda tener buenos niveles de hemoglobina y evitar la anemia. Intervienen también en el crecimiento y fortalecimiento de los huesos, entre otras funciones muy relevantes para una vida saludable.
La doctora Wendy Rodríguez, nefróloga pediátrica de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), señala que una afectación de la función renal puede impactar de manera negativa la vida y el desarrollo del niño, tanto en la edad pediátrica, como su futura vida adulta.
La especialista explica que la enfermedad renal crónica es una entidad potencialmente irreversible que puede avanzar lentamente, de diferentes maneras y en tiempo indeterminado en los pacientes.
Se puede considerar una enfermedad renal crónica la afectación de la función de los riñones que permanece por tres meses o más.
“Debido a su relevancia es muy importante garantizar una adecuada función renal para que el niño pueda tener la mejor calidad de vida presente y futura”.
Causas. Existen diferentes causas por las cuales un niño puede desarrollar una de esas condiciones, las principales son desarrolladas durante el embarazo, debido a las malformaciones estructurales, que ocurren más a menudo durante el primer y el segundo trimestre, estas pueden ser de diferentes tipos, magnitudes y por múltiples factores, señala la médica.
Las malformaciones renales son potenciales causantes de infecciones urinarias febriles durante los primeros años de vida, lo cual puede provocar de manera lenta y progresiva un daño renal a largo plazo, añade Rodríguez. “Se pueden encontrar alteraciones que son genéticas y otras multifactoriales, asociadas ya sea a medicamentos o condiciones ambientales”, sostiene.
La médica afirma que hay ocasiones en las que es imposible identificar la causa de una malformación, sin embargo, lo que sí es posible es hacer el diagnóstico temprano y así poder dar el seguimiento pertinente al bebé.
Un niño prematuro, con peso bajo al nacer, obeso o con alguna enfermedad cardíaca, falcémico o diabético requiere también una especial atención por considerar que tiene factores de riesgo importantes para desarrollar una enfermedad renal”, puntualiza.
Durante las primeras etapas de la enfermedad renal muchas veces no es posible identificar que existe una afectación, pues regularmente se desarrollan escasos síntomas hasta estados avanzados, asegura.
Ese niño con el tiempo puede presentar dificultad para su crecimiento, para ganar peso, pérdida del apetito, regularmente mantener anemia y a medida que avanza la condición de enfermedad aparecen otros síntomas que son más comprometedores.
Ve muy importante conocer estrategias que permitan evitar el daño, reconocer y tratar