El consejero delegado de Netflix, Greg Peters, afirmó este martes que gravar a las tecnológicas para subvencionar la infraestructura de red tendría “un efecto adverso”, al provocar una reducción de la inversión en contenido e impactar en última instancia negativamente en los consumidores.
Peters se refirió así a la polémica generada sobre el posible gravamen a las compañías de contenido por el uso de las infraestructuras de telecomunicaciones, durante una intervención en el Congreso Mundial de Tecnología Móvil MWC, que se celebra hasta el próximo jueves en Barcelona.
Después de que la Comisión Europea (CE) haya abierto una consulta pública sobre el coste de las infraestructuras de telecomunicaciones, el representante de Netflix argumentó que los clientes de banda ancha ya pagan por el desarrollo de la red con sus cuotas, por lo que exigir a las empresas de entretenimiento que abonen más significaría cobrar “dos veces por la misma infraestructura».
La CE pretende recabar la opinión de los actores económicos respecto a si hay que repensar quién debe contribuir a extender las redes 5G y 6G, capaces de transportar el amplio volumen de datos de la economía digital.
Además, Peters considera que un posible gravamen también provocaría que los consumidores no optaran tanto por paquetes de banda ancha de mayor precio, necesarios para tener una buena conexión y disfrutar del contenido.
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Los márgenes operativos de la compañía “son significativamente más bajos que los de British Telecom o Deutsche Telekom”, según Peters, por lo que se podría argumentar que los operadores “deberían compensar a las empresas de entretenimiento por el coste de los contenidos”, al igual que ocurría “con el antiguo modelo de televisión de pago».
No obstante, aseguró que no piden eso, sino que su deseo es que tanto las empresas de entretenimiento como los operadores se centren “en lo que cada uno sabe hacer mejor” para crear una tendencia que beneficie a todos.
Por su parte, el consejero delegado de Ericsson en España y Portugal, Andrés Vicente, cree que las operadoras móviles tienen “un punto de razón formal” cuando se quejan de que están asumiendo solas las inversiones en las redes de alta velocidad en la UE, una infraestructura de la que se aprovechan las grandes compañías tecnológicas.
Añadió que el reto ahora es “identificar cuál es el modelo que permita que esa redistribución se produzca”, por lo que defendió un “marco regulatorio ligeramente distinto”, “un poco más flexible” y que estimule la inversión.
“La realidad es que, en la última década, ha habido un incremento medio del 40 % de crecimiento de la infraestructura (de redes)”, y en cambio “los operadores facturan en 2021 lo mismo que en 2001, que hace veinte años”, lamentó.