No a los chismes, desde chiquitos

No a los chismes, desde chiquitos

¿Te preguntas, por qué los niños a veces acusan a otros o cuentan cosas inapropiadas de otro sin razón aparente? Resulta que es nada más y nada menos, para ejercer su poder, aumentar su autoestima o llamar tu atención, aunque también estudios realizados han reflejado que la razón principal por la que hacen eso es para construir lazos sociales con los demás. Pero este comportamiento suele darse en los años preescolares y se produce más a menudo entre hermanos, debido a un espíritu competitivo, y también puede ocurrir entre amigos. Ir con un adulto a acusar a otro niño le permite al soplón ponerse por encima de otro, o ganar favoritismo a los ojos de sus padres o maestros.
Se dice que el comportamiento de un niño que comenta lo que otras personas le han dicho en momentos poco oportunos, es sin lugar a duda algo que puede traerle muchos problemas en la interacción social. Y por esta razón, los expertos señalan que el ejemplo es clave no solo para resolver la cuestión de descubrir que los chicos y chicas tienen este comportamiento de llevar y traer chismes, también es importante para prevenirlo. Aún más fundamental es saber por qué el niño o niña adquirió este comportamiento y enseñarle desde pequeño el valor de la prudencia.
Un punto a tener en cuenta es que, a pesar de que pudiera molestarte que tu hijo llegue con chismes frecuentemente, es una oportunidad para ayudarlo a resolver sus problemas por sí mismo y a ayudar a los demás.
Debemos dejarle saber al niño que puede pedir ayuda si la necesita, pero que si se trata de la vida personal de los demás, debe evitar llevar chismes y cuentos a todas partes. Hay que enseñarles la importancia de ser un confidente confiable. Pero tengamos en cuenta que dependiendo de la edad y del ejemplo que se le haya dado, sabrá discernir o no este tipo de comportamientos.
Siempre tómense el tiempo de evaluar la situación. Si bien no querrás que te cuente una larga historia llena de detalles, es importante que tu hijo se sienta seguro, sabiendo que puede pedir ayuda cuando haga falta. Es buena idea que le digas qué clase de cosas son las que quieres escuchar cuando te hable de otros.
Me gustó esa impresión, de que el mecanismo siempre suele funcionar del mismo modo: hay un hipócrita que crea un chisme para que el chismoso lo difunda y el ingenuo lo crea sin resistencia. La epidemia de los rumores solo termina cuando por fin, llega al oído de la persona inteligente, a ese corazón vacunado que ni atiende ni responde a lo que no tiene sentido. Y no hay mejor modo de hacérselos entender a los niños en el transcurso de su infancia, que esta curiosa manera de reflejarlo.
Algo que me llama mucho la atención, y que pocos son capaces de reconocerlo igual, es que el chisme está lejos de ser inofensivo. Por eso importante recordar que cuando chismeas, estás haciéndole daño a otra persona, ya sea directa o indirectamente.

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