Las uniones tempranas, conocidas popularmente como matrimonios infantiles, son muy frecuentes en República Dominicana. Fotomontaje: Franklin Marte
Las uniones tempranas, conocidas popularmente como matrimonios infantiles, constituyen una violación a los derechos de las niñas y adolescentes.
Mira tú reloj. Cuenta 1,2,3, 4,5, 6,7 segundos… En ese tiempo, mientras contaba, a una niña menor de 15 años se les violentaron los derechos propios de la infancia y/ o la adolescencia, la convirtieron en novia y la casaron, siendo así otra de las afectadas por las uniones tempranas, impropias o a destiempo, conocidas a nivel popular como «matrimonios» infantiles.
La escalofriante cifra de un matrimonio infantil, a nivel mundial, cada siete segundos, la revela un estudio publicado este mes por Save The Children titulado «Hasta la última niña: Libres para vivir, libres para aprender, libres de peligro», que confirma datos compartidos anteriormente por Naciones Unidas de que actualmente 700 millones de mujeres, adolescentes y niñas de todo el mundo viven en matrimonios a los que fueron obligadas a someterse antes de la mayoría de edad.
Para los dominicanos y las dominicanas el tema podrá parecer lejano. Típico de países distantes, con costumbres culturales y religiosas muy diferentes a las nuestras. Naciones como las de África Occidental y Central y Asia Meridional, regiones en el mundo donde ciertamente la incidencia del matrimonio infantil es muy alta, llegando a porcentajes como 41 y 46, respectivamente, de niñas que han sido forzadas a contraer matrimonio, como revela el informe “El derecho de las niñas a decir no al matrimonio”, auspiciado por Plan Internacional.
Sin embargo, tristemente, esta grave violación a los derechos de niñas y adolescentes, tal y como lo reconoce la Asamblea de las Naciones Unidas en la resolución 69/156 de 2014, sucede en regiones más cercanas, como Latinoamérica, y también en nuestro país, donde es una realidad más común de lo que se piensa.
Así lo explica Eduardo Gallardo, especialista en protección infantil, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), quien explica que con el el 37% de las niñas menores de 18 años en unión marital, República Dominicana ocupa el primer lugar en la región latinoamericana en cuanto a índices de uniones tempranas se refiere, superando el promedio regional de 20%.
«No hay ningún país en Latinoamérica que se acerque ni supere a República Dominicana en uniones tempranas. Este país casi llega al doble de la región», afirma Eduardo quien también es abogado.
VIDEO: Matrimonios infantiles en República Dominicana: panorámica, causas y consecuencias
Eduardo Gallardo, especialista en protección infantil, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Para muestra, un botón: la historia de Morena Clara. Ella tenía 15 años, él 30 cuando decidieron llevar el noviazgo a otro nivel y unirse. Se trata de «Morena Clara», a quien llamaremos así para proteger su identidad, y de su novio «Pedrito», una de las tantas parejas que ponen carne y hueso a las cifras citadas anteriormente de uniones tempranas en República Dominicana y el mundo.
Al indagar las causas de la problemática, la pobreza es identificada como una condición elemental por la Colectiva Mujer y Salud, que señaló en un comunicado reciente, dado a conocer en el marco de una campaña contra el matrimonio infantil, que la falta de oportunidades educativas y laborales para las niñas pobres, que ven la unión marital como la mejor opción para mejorar sus condiciones de vida y en algunos casos, escapar de situaciones de violencia en el hogar es la causa principal del matrimonio infantil. La historia de Morena Clara y Pedrito lo evidencia.
«Nos mudamos juntos porque yo estaba pasando muchos problemas en mi casa. Sufría mucho maltrato emocional. Me fui para donde mi abuela pero entonces ahí estaba pasando mucho trabajo. Mi novio me ayudaba económicamente y decidimos mudarnos juntos», cuenta la joven quien ya hoy tiene 21 años de edad.
La pobreza como causa suele también ser la respuesta a por qué en el 25% de los casos de uniones tempranas, la pareja masculina es 10 años o más años mayor que la niña o adolescente, según datos de la encuesta ENHOGAR 2014.
Pero no es sólo una visión de las niñas. Los padres y/o tutores también ven el matrimonio infantil como forma de sobrevivencia familiar. Al respecto la Colectiva explica que esto sucede porque consideran el matrimonio de sus hijas jóvenes como una oportunidad para aliviar la carga económica del hogar o como una medida de protección para mejorar las condiciones de vida de sus hijas.
Ciertamente, al preguntar a Morena Clara sobre la reacción de sus padres al conocer que ella se uniría a Pedrito explicó que al principio mostraron resistencia, pero que después cedieron al considerar que Pedrito era un buen hombre.
En la publicación «Una oportunidad justa para cada niño«, Unicef comparte datos que comprueban como el poder adquisitivo es determinante en las uniones tempranas. Afirma que el matrimonio adolescente está fuertemente ligado a la pobreza en República Dominicana porque mientras el 18.4% de las mujeres del quintil más rico se habían casado antes de los 18 años, el 58.6% del quintil más pobre estaban casadas o unidas al cumplir esa edad.
La pobreza además de causa, consecuencia. En las uniones tempranas se forma un círculo vicioso donde la pobreza además de causa es consecuencia. Esto porque el matrimonio infantil contribuye a la reproducción intergeneracional de la marginalidad y la exclusión.
La Colectiva Mujer y Salud recuerda que el embarazo adolescente es la segunda causa de deserción escolar en el país (ONE, 2008) y que su ocurrencia se vincula fuertemente al nivel educativo de la niña.
«Esto significa que, una vez la niña abandona la escuela para dedicarse al rol de esposa y madre, tiene muy pocas posibilidades de generar sus propios ingresos, pasando a depender totalmente del esposo. Si se ve obligada a trabajar por ausencia del proveedor masculino, sus posibilidades de inserción laboral quedan reducidas a las ocupaciones de más baja remuneración, lo que conduce a la perpetuación de la pobreza tanto de la mujer como de sus hijos», apunta la entidad.
Uniones tempranas, violencia y embarazo en adolescentes. Uno de los aspectos más preocupantes de las uniones tempranas es que nunca se presentan solas. La violencia, en distintas manifestaciones (económica, física, emocional, sexual) y los embarazos en adolescentes conforman con ellas una tríada que propician ambientes de violación de derechos de la niñez y la adolescencia.
Organizaciones como Profamilia y entidades como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierten de la relación directa entre las uniones tempranas y los embarazos en adolescentes, en un país como República Dominicana donde una de cada 5 adolescentes entre 15 y 19 ha estado o está embarazada.
Nueva vez Morena Clara es un ejemplo de esto porque además de incurrir en una unión temprana, a los 15 años, su primer embarazo fue a los 16, comprobando como muchas de estas niñas y adolescentes se convierten en «esposas» y madres a destiempo a la vez.
VIDEO: “Tú No Ta´ Pa´ Eso”, una campaña que busca prevenir embarazos en adolescentes
De su lado, Alberto Padilla, Gerente de Políticas Públicas del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) ve en las uniones tempranas una problemática de carácter social y familiar en el que las niñas y adolescentes involucradas son expuestas a situaciones de violencia.
Acabar con las uniones tempranas para evitar violación de derechos de la niñez. Al enlistar los derechos de la niñez y la adolescencia que se violentan con las uniones tempranas, Eduardo, de Unicef, señala el derecho a una vida libre de violencia, ya sea esta violencia sexual o machista, y el derecho al desarrollo, refiriéndose a la disminución significativa de que estas niñas se conviertan en personas adultas con ingresos razonables y con calidad de vida digna.
También refiere la violación al derecho de la identidad porque cuando estas adolescentes tienen hijos e hijas, no los pueden declarar debido a que la ley de registro civil les exige que sean mayores de edad.
Sin embargo, un derecho vinculado a la infancia y cuya violación se pone mucho de relieve en estos casos es el derecho a la educación. Eduardo señala que el abandono de la escuela, en algunos casos arbitrario ya que lo deciden las parejas o las autoridades del centro educativo (aunque esto viola la ley), es una consecuencia directa de las uniones tempranas y los embarazos en adolescentes.
Es por eso que, partiendo de la Convención sobre los Derechos del Niño, reconociendo que los niños, las niñas y los y las adolescentes son portadores de derechos humanos, es necesario que la sociedad, de manera general, y el Estado, en forma particular, presten atención a las uniones tempranas y las erradiquen, debido a que lejos de constituir un escenario de emancipación, lo son de la violación de esos derechos y de la negativa a las oportunidades de que tengamos mejores seres humanos y, por ende, una mejor sociedad.