Por: Ing. Leandro Pérez, gerente general de Punto de Inversión RD
En el mercado de los inmuebles, las personas suelen confundir fácilmente a un asesor inmobiliario con un agente inmobiliario, hasta el punto de creer que son lo mismo.
Por lo tanto, si estás buscando a alguien que te guíe a la hora de comprar una propiedad, es importante que sepas que ambos cumplen funciones distintas: mientras el agente se encarga específicamente de la parte comercial, el asesor tiene la capacidad de darle al cliente una visión más amplia; lo aconseja para que pueda tomar la mejor decisión posible, teniendo en cuenta el contexto tanto económico como social.
Sin embargo, para que se comprenda mejor estas diferencias, desglosaremos con más detalles las funciones de cada uno y cómo desempeñan sus funciones de manera concreta.
Agente inmobiliario:
Vamos a adaptar estos términos a otro campo: la literatura. En el mercado de los libros, donde existe un sinfín de autores queriendo vender sus obras, hay un engranaje poco conocido pero que sin duda es el principal aliado de un escritor, que es el agente literario.
¿Qué es lo que hace el agente literario? Básicamente es el que busca que la obra de ese escritor se venda. Y lo hará movilizándose constantemente en búsqueda de editoriales, de contactos con las personas adecuadas y será el que comerciará directamente con la empresa para lograr que el escritor pueda publicar su libro.
Así pues, el agente inmobiliario cumple la misma función en el caso de las propiedades. Será la persona encargada de movilizarse, utilizar estrategias de marketing y contactarse con las personas necesarias para que su cliente, que busca vender o comprar su propiedad, lo logre sacando el mayor beneficio económico posible.
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Además de esto, tiene conocimientos sobre todos los trámites necesarios para poder concretar el negocio. Por lo que facilitará la transacción y evitará que se comentan errores que puedan terminar en un embrollo legal.
Asesor inmobiliario:
A diferencia del agente, el asesor es una persona mucho más experimentada dentro del mercado inmobiliario. Hasta el punto que, por lo general, aquellos que desean llegar a ser asesores primero realizan la función de agentes inmobiliarios. Pero, ¿por qué necesita ser más experimentado?
La razón es muy simple. Mientras el agente se dedica sobre todo a la compra/venta, el asesor puede ayudar a su cliente desde mucho antes de que se decida comprar o vender la propiedad.
¿Cómo? Pues, primero y principal, el conocimiento que tiene un buen asesor sobre el mercado inmobiliario local es mucho más amplio y actualizado. De esta manera, podrá brindarte el panorama completo antes de que tomes una decisión y te aconsejará de manera estratégica. Y cuando me refiero a “estratégica”, me refiero a la capacidad de saber entender tus necesidades y objetivos; saber evaluar riesgos y oportunidades al invertir o vender; saber qué propiedad se ajusta a lo que estás buscando; si un precio está por encima o por debajo de lo que vale un inmueble; dar orientación legal y financiera respecto a lo que sea pertinente. Y, cómo no, además de todo esto también pueden representarte en la negociación, contactar con las personas oportunas y coordinar la documentación necesaria para la transacción, tal como un agente inmobiliario.
Entonces… ¿Un asesor inmobiliario es también un agente? ¿No sería mejor trabajar directamente con un asesor?
Si bien el asesor posee todos los conocimientos necesarios para ser un agente, siguen siendo dos funciones distintas. Ninguno es mejor ni peor que el otro, y lo que determinará a quién deberás elegir, es tu objetivo a alcanzar.
Tengamos en cuenta lo siguiente: el asesor se parece más a un guía que te ayuda a comprender qué es lo que tu deseas y cuál es la mejor forma de obtenerlo, mientras que el agente es más como un motor de búsqueda que te ayudará a encontrar el inmueble que tengas en mente.
La diferencia es muy sutil, pero allí está. Si tu no sabes qué es lo que necesitas, lo mejor será buscar un asesor; si ya tienes claro qué es lo que quieres comprar/vender, contáctate con un agente.
La cuestión de explicar las diferencias es dejar un concepto muy en claro: un agente inmobiliario no puede asesorarte. Y aunque ellos te digan que lo están haciendo, lo más probable es que en realidad lo hagan de la manera incorrecta.
Aquí el ejemplo concreto:
Tu quieres comprar una propiedad que se revalorice a largo plazo. O podrías estar buscando un lugar que se pueda rentar para poner un negocio. O quizás buscas una renta para un determinado tiempo y luego cambiar de lugar.
El asesor, que sabe de economía, sobre inversiones, sobre qué contrato beneficia más a un determinado tipo de negocio, puede decirte: “Si lo que tu necesitas es un terreno que se revalorice en el tiempo, puedes adquirir “x” inmueble que se encuentra en “x” distrito, ya que en unos años terminarán de construir un parque temático y se volverá zona turística”.
Sin embargo, si buscas la asistencia de un agente, él buscará en su inventario de propiedades y te dirá: “Perfecto, ¿En qué zona buscas invertir? ¿Buscas una casa, un departamento o un local de negocios? ¿Cuántas habitaciones necesitas que tenga? ¿Cuál es tu presupuesto?”. Y eso no es un asesoramiento como tal. Tú no sabrías exactamente qué zona quieres, o si deseas un departamento, etcétera, puesto a que estás investigando.
Una vez terminado este ejemplo, vamos a responder de una manera mucho más concisa la pregunta del inicio: ¿A quién debo acudir? ¿A un asesor o a un agente?
Si ya tienes claro el negocio que deseas realizar, ya sea de compra o de venta, el agente buscará alguna propiedad o cliente para ti y concretará la transacción.
Pero si en el caso contrario solamente posees el dinero, pero no tienes claro qué inmueble se ajustaría mejor para ti, el asesor es tu opción ideal. Pues él se encargará de velar por tus intereses y te brindará todos los conocimientos necesarios para que, finalmente, puedas tomar la mejor decisión.