NYO2 Carnegie Hall: un concierto inolvidable

NYO2 Carnegie Hall: un concierto inolvidable

Orquesta NYO2 Carnegie Hall

La Sala Carlos Piantini fue el escenario idóneo para una noche cultural, donde los músicos y el público en general vivieron un gran momento

La Fundación Sinfonía, fiel al legado de su fundadora doña Margarita Copello de Rodríguez, continúa sus programas educativos a estudiantes, que reciben clases magistrales e intercambios, con músicos y directores de grandes orquestas. Un gran momento dentro de su programación, ha sido la presentación de la Orquesta NYO2 Carnegie Hall, compuesta por jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años.

La Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional, era una sala de fiesta, una gran cantidad de jóvenes se dio cita allí para disfrutar lo que sería, un concierto inolvidable. El Director de la Orquesta, Joseph Young hace su entrada y batuta en mano pauta, escuchamos nuestro glorioso himno Nacional, y luego el de los Estados Unidos, dando así inicio a la gran noche musical.

Las primeras notas de la comedia musical On the Town – Tres Episodios de danza-, conocido como “Un día en New York”, del compositor norteamericano Leonard Bernstein, nos remite a los años 40, a esa ciudad cuna de tantos musicales. En Los Tres episodios, The Great Lover Displays Himself, Lonely Town: Pas de deux y Times Square Ballet, se manifiesta la versatilidad de Bernstein, quien exploró el lenguaje de la música popular de su país. La música deleita al público, sin dejarnos de sorprender la armonía de la joven orquesta.

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El programa continuó con el Concierto para violín y orquesta en Re menor Op.47, del compositor finlandés, Jean Sibelius, teniendo como solista la violinista Jennifer Koh. Este único concierto para violín del compositor, es una obra de virtuosidad poética e intenso romanticismo.

El primer movimiento Allegro moderato en forma de sonata, inicia con un bellísimo tema expuesto por la solista y repetido por los clarinetes, dejando en evidencia la gran técnica de Jennifer Koh. El segundo movimiento Adagio di molto es más romántico, el violín solista toma un ritmo cadencial. El tercer movimiento Allegro, ma non tanto inicia con una introducción de la percusión y las cuerdas bajas, la solista inicia el primer tema, el tutti orquestal el segundo tema, el violín regresa, es un punto culminante para la solista que con brío asume las frases cromáticas que llevan a una especie de fanfarria asumida por los metales. La técnica virtuosística de Jennifer Koh, deslumbra al público, consciente de haber escuchado a una excelente violinista, a la que retribuye con prolongados aplausos.

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El programa cierra con “Selecciones de Romeo y Julieta” del ballet del compositor ruso Sergei Prokofiev. La música de una inexhausta fantasía, expresa las circunstancias, personajes y momentos de la tragedia…recreamos inevitablemente escenas del famoso ballet. “Montescos y Capuletos” sugiere la tragedia, “La joven Julieta” es un retrato musical; el “Minuet” es tiempo de danza; la exuberante música expresa “Las Máscaras” y luego evoca el ambiente mágico de la “Escena del Balcón”, y en un contraste, con timbales y puntaciones de las maderas, recrea la agonía, “La muerte de Tybalt”; escuchamos “Danza”. Desde las profundidades, un contrafagot habla del dolor de “Romeo en la tumba de Julieta”, y finalmente en un Adagio, la música describe la tragedia… un silencio, “La muerte de Julieta”. La emoción embarga a los presentes, y lo expresa tributando una verdadera ovación.

Los jóvenes integrantes de la Orquesta, tocan con amor, pasión y entrega total. La perfecta afinación de las diferentes familias orquestales, no es una casualidad, es el resultado de un método de instrucción con el que son formados los jóvenes estudiantes. Sin embargo, el acoplamiento no sería posible sin una batuta eficaz, como la del excelente director Joseph Young, capaz de lograr el ensamble final, extrayendo de la orquesta música de calidad, al más alto nivel.

Luego de la gran ovación final, la orquesta nos regala un encore, escuchamos del compositor norteamericano Carlos Simón, “Holy Dance” de “Four Black American Dances”, una de las cuatro danzas tradicionales afroamericanas. Pero aún faltaba algo más, la Orquesta cierra finalmente con el merengue “Caña Brava”, y entonces el público entusiasmado se pone de pié y con palmadas acompaña nuestro emblemático y rítmico baile.

Una noche inolvidable, gracias a la Fundación Sinfonía, y a esta juvenil orquesta.