Hasta el jueves 3 de agosto del año en curso, en la sala Gilberto Hernández Ortega y la Mediateca Héctor Colombino del Centro Cultural Perelló, sigue abierta la muestra “Elsa Núñez. Obras Selectas 1983-2023”, compuesta por 40 obras de las últimas cuatro décadas. La mayoría de las obras, proceden del taller de la propia Elsa, el Museo de Arte moderno y reconocidos coleccionistas del arte dominicano como el Arq. Pedro Haché, Mario Martínez Fernández, Marie Haché, Kelvin Naar, Ángel Peña Gómez, Ramón Piantini y Regis Batista.

Elsa Núñez nace en Santo Domingo el 14 de enero de 1943. Hija de Mercedes Catillo y Ramón Antonio Núñez. Su madre era maestra de secundaria y su padre fue militar de alto rango en el Ejército Nacional. Doña Mercedes era hija de los señores Simeón Castillo y Cristobalina Noboa, oriundos de Villa Fundación, de Sabana Buey, Baní, provincia Peravia, trasladándose a la Ciudad de Santo Domingo hacia finales de la segunda década del siglo XX.

Invocando las profundas raíces banilejas de Elsa Núñez, Julia Castillo Mejía, directora del Centro Cultural Perelló, tuvo la oportuna y brillante iniciativa de invitar a la consagrada artista dominicana a presentar sus obras en los espacios del CCP, logrando materializar uno de los proyectos expositivos más emotivos, significativos y reveladores, tanto para Baní y todas las provincias del Sur como para la institución organizadora y la propia artista.

Lo sentido, significado y revelado de esta muestra, tienen que ver con el regio despliegue del apretado extracto expositivo en la Sala Gilberto Hernández Ortega, precisamente, el maestro de mayor influencia en la formación y obra de Elsa Núñez, así como el responsable del más notable aporte de Baní a la educación artística y las artes plásticas de nuestro país.

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Elsa Núñez realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio María Auxiliadora y el Instituto de Señoritas Salomé Ureña.

A los 12 años fue aceptada como alumna en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde será influida especialmente por sus maestros Josep Gausachs, Celeste Woss y Gil, Gilberto Hernández Ortega y Jaime Colson, egresando como Profesora de Dibujo en 1962.

Entre 1970 y 1974 se establece en Madrid, España, donde realiza estudios de posgrado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Entre los principales reconocimientos de Elsa Núñez, destacan: el Primer Premio de Pintura Palacio de Bellas Artes (1962); el Premio La Máscara a la Mejor Exposición (1967) y el Tercer Premio del III Concurso E. León Jimenes (1967). En 1979, obtiene el premio Independencia de Cultura otorgado por la embajada y la Casa de España en Santo Domingo.

En 2012 celebra sus 50 años de trayectoria artística con su gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno. En 2014 el Ministerio de Cultura le concede el Premio Nacional de Artes Plásticas. En este mismo año, fue reconocida por la Cámara de Diputados por su más de medio siglo de actividad creadora. En el 2016, la Cámara de Diputados reconoce a Elsa Núñez como “Gloria de la Pintura Nacional y ejemplo de la dignidad de la mujer dominicana”. En este mismo año, presenta su exposición “Latidos de Ángel” en el Centro Cultural Mirador.

En 2021, mediante el decreto 66-21, el Poder Ejecutivo designó a Elsa Núñez como miembro honorífico del Consejo Nacional de Cultura en representación de los artistas plásticos. En 2022, la Fundación Eduardo León Jimenes le organiza su exposición antológica “Alma Adentro” en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes de Santiago de los Caballeros.

“Elsa Núñez. Obras Selectas 1983-2023”, reúne una serie de obras de singular riqueza plástica y metafórica que datan del periodo abarcado por la selección y las cuales devienen axiales en la producción global de la artista como “El Ángel de la Tierra” (1983); “El descanso” (1983); “Noche de luna llena/Torero” (1997); “La diosa de las mariposas” (2009); “Volverá un nuevo amanecer” (2020); “El sueño de la esperanza” (2023); “La madre naturaleza” (2023) y “Mi sueño en una noche de verano” (2023).

En este trayecto productivo, Elsa Núñez lleva su ardiente distintiva fusión de neofiguracion/abstracción hasta gamas, matices y horizontes asombrosos de recursividad estética. Algunas obras que establecen la fertilidad de sus predilecciones reflexivas y su distintivo contrapunteo expresivo como “Playa Chiquita” (1985); “Atardecer” (1985); “Hábitat de la Mariposa” (1987); “Amanecer” (1996); “Hay un país en el mundo” (1996) y “Luz sobre el Universo” (1998), resultan prueba axiomática de sus aportes al proceso disruptivo y renovador que en el mismo trayecto registra la práctica pictórica en Santo Domingo.