La década 2011-20 fue la más cálida de la que se tiene registro, con temperaturas medias 1,1 grados por encima de la era industrial (1850-1900), pero en ella siguió reduciéndose el agujero de la capa de ozono y disminuyeron las víctimas de desastres climáticos, indicó hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En el segundo informe que publica en coincidencia con la cumbre climática COP28 de Dubái, esta vez no dedicado a 2023, sino a la última década completa, la agencia meteorológica de la ONU vuelve a sonar la voz de alarma sobre temperaturas, alza del nivel del de Marzo y fusión de los hielos.
Algunos datos positivos
Sin embargo, el informe indica que los sistemas de alerta temprana contra desastres relacionados con el clima, que la OMM quiere universalizar antes de 2027, parecen estar rindiendo frutos, con una reducción de las catástrofes con grandes cifras de pérdidas humanas, aunque las económicas siguen siendo altas.
El informe alerta que en la pasada década 39 países registraron temperaturas máximas sin precedentes, frente a los 22 de la anterior (2001-2010), y subraya que los seis años más cálidos de que hay registro a nivel mundial se produjeron entre 2015 y 2020, aunque es casi seguro que 2023 los supere.
La concentración de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, se situó en torno a 413,2 partículas por millón en 2020, cuando al inicio de la era industrial se situaba en las 280 partículas por millón, una tasa que se había mantenido de manera invariable durante los 10.000 años anteriores.
De 2011 a 2020, el nivel del de Marzo subió a un ritmo mundial de 4,5 milímetros por año, frente a los 2,9 milímetros de la década anterior, una aceleración que según la OMM se debió principalmente a la fundición del manto de hielo en Groenlandia y en menor medida al deshielo de los glaciares y el calentamiento de los océanos.
El espesor de los glaciares se redujo aproximadamente un metro al año en la década pasada, según los datos de 42 glaciares de referencia, algunos de ellos ya totalmente derretidos. En este sentido, el informe alerta de que en regiones como África importantes glaciares podrían desaparecer, como los de los montes Rwenzori, Kenia (a finales de esta década) o Kilimanjaro (hacia 2040).
El estudio recuerda además que durante la década 2011-20 Groenlandia perdió unos 251 millones de toneladas de hielo anuales, y la Antártida continental unos 143 millones de toneladas, unas pérdidas un 75 % superiores a las de los 10 años anteriores.
El agujero en la capa de ozono se cierra
En la parte positiva, el informe subraya que gracias a las medidas adoptadas en el Protocolo de Montreal de 1987 para eliminar los clorofluorocarbonos (CFC) y otras sustancias perjudiciales para la capa de ozono, la concentración de estas en la atmósfera se ha reducido un 11,5 % con respecto a sus niveles máximos de 1993.
Se prevé por ello que los valores de ozono sobre los polos, donde se situaban los llamados “agujeros” por los bajos niveles medidos de esa sustancia protectora contra los rayos ultravioleta del Sol, hayan vuelto a los valores de 1980 en 2045 para el Ártico y para 2065 en la Antártida.
Otro dato positivo del informe es la reducción de las víctimas como consecuencia de los fenómenos extremos relacionados con el clima (olas de calor, inundaciones, ciclones, etc), algo importante en un momento en el que la OMM advierte que con el calentamiento global aumentarán en frecuencia.
La década estudiada, de hecho, fue la primera desde 1950 en la que no hubo desastres naturales que causaran 10.000 muertes o más (el peor en este sentido fue el tifón Haiyan, que causó 7.300 muertos en Filipinas en 2013).
En la década anterior el peor desastre meteorológico, el ciclón Nargis, había causado 138.000 muertos, según la base de datos EM-DAT que utiliza el informe de la OMM.
La agencia de Naciones Unidas recordó que las olas de calor fueron responsables del mayor número de víctimas (por ejemplo, la que causó 3.200 muertes en Francia en 2015, aunque las cifras de la actual década serán mucho más altas), mientras que los ciclones tropicales fueron los que causaron más daños económicos.
Aunque el desastre climático que más pérdidas ha causado según la base de datos histórica fue el huracán Katrina en 2005, antes de la década estudiada, los cuatro siguientes más costosos ocurrieron entre 2011 y 2020- los huracanes Harvey, María, Irma y Sandy, también en Estados Unidos.
El informe celebra por otro lado que la financiación pública y privada para la lucha contra la crisis climática casi se duplicó entre 2011 y 2020, pero advierte que es necesario que sea al menos siete veces mayor de aquí a finales de la actual década para alcanzar la meta de no superar el aumento de temperaturas de 1,5 grados.