Navidad
¿Les digo algo?
Navidad
La Navidad, esa época de luces y abrazos, llega cada año acompañada de una sombra recurrente: la vorágine especulativa. Mucho antes de que el calendario marque diciembre, los precios inician su escalada silenciosa pero implacable, drenando los bolsillos de quienes menos tienen. Es una costumbre perversa que convierte la alegría en angustia para los sectores vulnerables, donde la inflación no es un dato estadístico, sino un golpe diario a la mesa familiar.
A este agiotismo desmedido se suma otro flagelo: el incremento de la delincuencia, tanto la común como la especializada, que acecha el doble sueldo y los ahorros de la gente de trabajo. La tan anunciada y suave "brisita navideña" choca frontalmente contra un violento ventarrón de precios inalcanzables, creando una tormenta perfecta de inseguridad económica y social.
Sin embargo, resulta admirable la inquebrantable resiliencia de nuestro pueblo. A pesar de los abusos del mercado y el temor en las calles, el espíritu navideño se niega a sucumbir. Hay una fuerza superior en la tradición que nos convoca. Con inmensos sacrificios, estirando el peso y haciendo "magia" con el presupuesto, las familias dominicanas se preparan para el reencuentro.
Prevalecen la solidaridad y el deseo de celebrar la vida. Porque, al final, ni la especulación ni el crimen logran apagar la luz de esta hermosísima y significativa tradición de Navidad y Año Nuevo, eterno refugio de esperanza.
Preparémonos con moderación para los días festivos que nos esperan.