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La política es el arte de lo posible: Parte 2 “Fiscalidad”.

El arte de lo posible es una búsqueda constante de equilibrios entre lo ideal y lo factible.

Jorge Amado Méndez Abogado

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Bismarck definió la política como “el arte de lo posible”, y en la República Dominicana esa frase se pone a prueba cada vez que se discute una reforma tributaria. El arte de lo posible es una búsqueda constante de equilibrios entre lo ideal y lo factible. En la fiscalidad, ese equilibrio se vuelve crucial: recaudar lo suficiente para financiar los servicios públicos, sin ahogar la iniciativa privada ni desincentivar el crecimiento. Este artículo explora cómo los hacedores de política moldean la fiscalidad para hacer posible el desarrollo sostenible y la justicia social.

Debemos de entender la fiscalidad como una herramienta de redistribución y crecimiento, la cual debe perseguir una armonía delicada. Si los impuestos son muy altos, se frena la inversión; si son muy bajos, se compromete el bienestar público.

Tan importante por un lado es establecer impuestos como su redistribución toda vez que transfieren recursos a programas por ejemplo de salud, educación y protección social, así como por otro lado los incentivos al crecimiento que no son más que beneficios fiscales para inversión en innovación, zonas deprimidas y otras áreas de la economía.

De ahí la importancia en que la fiscalidad sea sometida de tiempo en tiempo a una revisión que garantice la disponibilidad de capitales para las finanzas públicas siempre amparada en los principios que guían una fiscalidad posible. Equidad: capacidad de pago y trato igual a iguales condiciones; Eficiencia: minimizar distorsiones en el mercado y costos de recaudación; Simplicidad: sistemas fáciles de entender y cumplir, reduciendo la evasión; y Sostenibilidad: financiamiento estable para deuda pública y servicios esenciales.

Desafíos actuales son muchos. De entrada, la informalidad, cáncer que auspicia la evasión. Luchar contra la informalidad debe ser una cruzada de todo el país, al tiempo que debemos atender temas fiscales novedosos a causa de una economía más globalizada y la evolución de las tecnologías. Un ejemplo de eso es la economía digital: ¿Cómo gravar a empresas que operan sin presencia física a través de plataformas virtuales?

Los desafíos están a la vista y todavía tenemos tiempo de actuar. La sociedad dominicana debe abocarse a una discusión, ya de por si atrasada, sobre la fiscalidad que queremos como nación. La pregunta inicial siempre será ¿Qué hace posible una buena política fiscal? En mi opinión la buena política fiscal o la posible, nace de un Diálogo social: Negociación entre gobierno, empresarios y sindicatos; Transparencia: Publicación de presupuestos y resultados; y Flexibilidad: Ajustes graduales.

En conclusión, la fiscalidad dominicana no es solo una suma de números; es política en su esencia. Lograr que los impuestos sean justos, eficientes y sostenibles es el desafío de quienes creen que la política debe hacer posible lo mejor para la mayoría, sin destruir el motor que genera riqueza. Como dijo Bismarck, “La política es el arte de lo posible”, y en fiscalidad, lo posible se construye con datos, empatía y visión de futuro.

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Jorge Amado Méndez

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