“Las condiciones objetivas para el retorno del PLD al poder están dadas, las que se advierten con el desgaste y las frustraciones de la población con el gobierno, pero las demás condiciones tenemos que prepararlas cumpliendo así las tareas asignadas”. Si algo puede decirse, sin muchos análisis ni muchas vueltas, de las declaraciones del Secretario General del PLD, Jhonny Pujols, es que rebosan optimismo.
Un optimismo que, visto desde las gradas, con la perspectiva necesaria, no parece tener sentido ni justificación de cara a la realidad, al momento por el que atraviesa ese partido, pero hay que entender que un líder no puede motivar a sus tropas con discursos negativos y derrotistas si quiere conseguir que estas hagan lo que de ellas se espera en el momento oportuno o necesario.
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Es evidente entonces que el joven Secretario General del PLD, quien hace unos días encabezó una reunión con dirigentes de la provincia San Cristóbal, tiene muy claro cuál es el camino a recorrer para regresar al Palacio Nacional, no así lo que le falta para llegar a la meta. Ese camino, hay que añadir, será largo, tortuoso y plagado de obstáculos, algunos de los cuales, aunque no se atreva a reconocerlo y mucho menos a decirlo en voz alta, están dentro de la propia organización, y no es muy difícil identificar al principal y mas importante de todos porque tiene nombre y apellido: Danilo Medina Sánchez, su presidente, líder y guía.
Un lastre muy pesado con el que tendrá que cargar el PLD para bien o para mal no se sabe hasta cuándo, pues el expresidente Medina lo ha convertido, en su mala hora política, en su refugio y trinchera, mucho mas cómoda y manejable después de convertirse, quién lo diría, en un partido minoritario. Dudo mucho que lo descrito sea parte de las “condiciones objetivas” que, según su Secretario General, permitirán a la organización recuperar el poder perdido, lo que a pesar de su rebosante optimismo se ve muy lejos todavía.