Lo que se ha denunciado en el Centro Vacacional de Haina, convertido en un centro de acogida de indocumentados donde se le estaría cobrando peaje a los inmigrantes para liberarlos u ofrecerles algún otro tipo de “servicio”, es solo otra prueba mas del gran negocio que representa para muchos dominicanos la inmigración ilegal haitiana, aunque eso no lo quieran ver ni reconocer los ultranacionalistas que se dan golpes de pecho ante una realidad que no resiste las soluciones extremas que proponen para “el problema haitiano”.

Según lo publicado ayer por el Listín Diario, la liberación de un indocumentado cuesta, según la “tarifa” vigente, entre 12 mil y trece mil pesos, pero si solo se trata de pasarle comida, ropa, dinero o alguna otra cosa que necesite, hay que cantearse con 500 y mil pesos para sus custodias, aunque es muy probable que ese dinero siga mas para arriba y abajo solo quede la boronita.

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La denuncia provocó la inmediata reacción del Director de Migración, Venancio Alcántara, quien anunció la intervención del Centro y el inicio de una investigación, lo que acompañó con la advertencia de que los empleados que sean encontrados culpables serán sometidos a la justicia “sin contemplaciones”. Y es probable que así sea, que rueden unas cuantas cabezas en calidad de chivos expiatorios, pero tratándose de un negocio tan lucrativo puede apostarse a que pronto aparecerán quienes, desde que las cosas se enfríen, lo pongan nuevamente en marcha y que siga la fiesta. Desde luego, en eso no estará de acuerdo el Director de Migración, que está obligado a decir que eso no volverá a ocurrir, que se mantendrá vigilante, etcétera, etcétera.

Todos sabemos, sin embargo, que esa es una verdad muy difícil de sostener habiendo en este país tanta gente que se beneficia de una manera o de la otra de la inmigración ilegal haitiana, empezando por los guardias que tienen “bajo control” una frontera que -insisto– cada vez nos separa menos.