El reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) bajo el título “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿Cómo enfrentar esta nueva crisis?” y el informe sobre las Perspectivas Económicas del Banco Mundial (BM) presentan un panorama mundial agravado por la guerra en Ucrania con pronósticos de caída en el producto, aumento de la inflación y de la pobreza.
En el caso del crecimiento del PIB regional la CEPAL pronosticó que de un crecimiento de 6.3% en 2021 caerá a 1.8% en este año, el Banco Mundial y el FMI pronostican 2.5%, por supuesto hay asimetría pues América Central y RD crecerán 4.2% y las islas del Caribe 10.1%, sin embargo la CEPAL y el BM mantienen para la República Dominicana un crecimiento de 5.3% a pesar de los riesgos en la economía global y la desaceleración de nuestro principal socio comercial.
En el caso de la pobreza la CEPAL estima aumentará de 32.1% en 2021 a 33.7% en 2022 y la extrema aumentaría de 14.5% a 14.9%, también en esta variable ellos estiman que la República Dominicana descenderá la pobreza de 19.2% en 2021 a 18.6% en 2022.
La CEPAL destacó que la inflación de la región ascendió a 6.6% en 2021, sin embargo en abril alcanzó 8.1%. La República Dominicana presenta niveles de inflación muy por encima del promedio, pues concluyó 2021 con 8.5 por ciento, la cuarta mayor de la región, y de 9.47% en mayo a pesar de los aumentos de la tasa de política monetaria y cierta reducción de la liquidez.
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El Banco Mundial presenta un panorama similar de la ralentización del PIB y del aumento de la inflación, pero su informe, fechado el 7 de junio, en su comunicado de prensa está encabezado por el siguiente título: “En medio de una abrupta desaceleración del crecimiento, aumenta el riesgo de la estanflación”; es decir caída del crecimiento con inflación, eso ocurrió en los Estados Unidos a finales de la década de 1970 e inicio del decenio 1980, se resolvió elevando la tasa de política hasta 14% y eso provocó en la región una crisis de deuda y la denominada “década perdida”.
Volviendo a la CEPAL propone “seguir utilizando la política fiscal como elemento central de la política de desarrollo” y para ello sugiere reducir la evasión, reorientar gastos tributarios (exenciones) y fortalecer la progresividad de la estructura tributaria, obviamente nada de eso se va hacer y mucho menos avanzando el reloj electoral, por ello la política fiscal prácticamente tendrá un impacto nulo en el crecimiento.
En el caso de la monetaria propone “combinar la tasa de política monetaria con instrumentos macro prudenciales y cambiarios”, en parte eso se está haciendo pero conduce a frenar el crecimiento y disminuir los préstamos con la finalidad de reducir la demanda agregada…
La CEPAL enfatiza la necesidad de sostener el bienestar de los sectores más pobres y políticas agrícolas e industriales para fortalecer la producción de bienes.
Los pronósticos de los organismos multilaterales son verdaderamente sombríos y aunque ellos confían en el desempeño de nuestra economía, debemos contar con un plan B, si esos pronósticos fallan o se agrava el panorama mundial.