En la obra poliédrica y polivalente de Pastor de Moya se efectúa un singular y distintivo trasvasamiento disciplinario. La sutileza punzante e irreverente se torna clave al redimir a la misma poesía de su ostracismo secular y renovar su potencial expresivo. Pastor de Moya impregna a su obra ingredientes conceptuales notables de apertura; una carga crítica y un profundo sentido de experimentación. Sus provocadores objetos, videos y reacciones performativas, testimonian una práctica creadora radicalmente heurística que contiene una visión disruptiva del arte relacionada con los espacios vitales y los rituales del caos cotidiano…
Al parecer, la mayoría de los poetas dominicanos contemporáneos, jamás pudo advertir la inminente liquidación de las bases epistémicas generadoras de la modernidad y mucho menos los destellos flamígeros del collage, el bricolage, el pastiche, el kitsch, el camp, el Pop-art, el Neo-geo, el happening, elperformance y el videoarte, como recursividades y opciones creativas medulares del proceso articulador de las prácticas estéticas polisintetizantes, metamórficas y definitivas de la posmodernidad.
En Santo Domingo, tan solo a partir de la última década del siglo XX, con el “Movimiento Erranticistas” de Glaem Parls (Pipen) y el “Movimiento Urbano” (escritores, creadores visuales, músicos y performers), vislumbraremos los trazos, textos, sonidos y ritmos expresivos discontinuos de una posmodernidad que estalla hipermimética y rebelde desde y sobre la inevitable precariedad de la vieja dialéctica entre los signos y las cosas. Así, desde los discursos estéticosy metaestéticos del “Erranticismo”y el “Urbano”, arde y prolifera la expresión excéntrica, esquizoide, esperpéntica y hasta trágica de la forma, el gesto y el ritmo disociados radicalmente de su sentido.
Sin embargo, Geo Ripley (1950); Genaro-Yi-Yoh-Robles (1960) y Ramón Pastor de Moya (1965) integran en la actualidad una especial trilogía de creadores multidisciplinarios cuyas producciones y trayectorias paralelas nos revelan ipso facto un espíritu disruptivo y una pulsión semiótica que liberan sus diferentes propuestas creadoras de cualquier gravidez estética diacrónica al mismo tiempo que sus distintivas reacciones visuales, instalativas y performativas, activan nuevos proyectos de resignificación simbólica.
En esta ocasión, me atrae el caso particular de Pastor de Moya, escritor laureado, performer, gestor cultural, activista político, librepensador y aportador de textos esenciales a la producción poética dominicana de las últimas tres décadas, pues sus inefables ensamblajes; sus insólitas puestas en espejo de lo real y lo no real y sus pantagruélicos performances visuales y sonoropoéticos, imponen su registro como prueba axiomática de una de las propuestas más lúcidas y desquiciantes del arte dominicano contemporáneo.
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Entre los textos poéticos publicados hasta ahora por Pastor de Moya figuran “El humo de los espejos” (1985); “Alfabeto de la noche”( 1995); “Jardines de la lengua”(2001) y “Juguete de Hielo” (2016). Entre sus libros de relatos y ensayos, destacan “Buffet para caníbales (2002); “Altares y profanaciones (2005); “La piara” (2011) y “Las niñas que comían cerezas para espantar la muerte” (2018). En su práctica creadora, fusiona con asombrosa precisión e ingeniosidad imaginativa la poesía, la narrativa, el ensayo, el ensamblaje, el performance y el video.
En la actualidad, Pastor de Moya forma parte del Ministerio de Cultura como viceministro de Identidad Cultural y Ciudadanía. Su labor y responsabilidad como gestor cultural le obligan a estar pendiente y bajo la constante mirada desde lo interno y externo. Sin embargo, en los últimos años, los resultados de su concentrada, silenciosa y ejemplar entrega, le establecen como uno de nuestros creadores contemporáneos de mayor proyección y reconocimiento a nivel internacional.
Pastor de Moya ha exhibido su obra de manera individual y colectiva en República Dominicana, Chile, Portugal, Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico. Entre sus reconocimientos destacan el Premio Internacional de Cuentos Casa de Teatro (1993, 1996 y 2000), el Premio Nacional de Cuento (2003), el Premio Especial del Jurado del Segundo Festival Latinoamericano de Cine y Video de Buenos Aires, Argentina (2004) y el Premio Internacional de Arte-objeto de la Revista Artes en Santo Domingo, evento en el cual participaron 154 obras de igual número de artistas latinoamericanos y del Caribe (2006).
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La naturaleza radicalmente lúdica y polivalente, más la imprevista capacidad de asombro del “caníbal”, polifásico y expansivo repertorio metafórico de Pastor de Moya, han sido aspectos especialmente resaltados, enjuiciados y valorados por reconocidos intelectuales y especialistas nacionales y extranjeros como Marcio Veloz Maggiolo (1936-2021), Diógenes Céspedes, Miguel D. Mena, Tony Raful, Eugenio García Cuevas, Fernando Valerio Holguín, ReyAndújar, Fernando Arrabal y Miguel Carvalho.
En este sentido, nos advierte Diana Ramos Gutiérrez, especialista boricua en Literatura Hispanoamericana: “La poesía de Pastor de Moya se aproxima de forma cruda a los espacios de la cultura popular, en especial al de la farándula superficial, dominando la forma de aproximarnos a nuestra animalidad, la muerte, la comida y la historia. Así toman forma en La piara una manada de mensajes y prosa aparentemente inconexos, aún cuando se acoge el orden posicionado por el autor”… Y, precisamente, este preclaro y sensible criterio de Ramos Gutiérrez también deviene extensivo a losmás resistentes y elocuentes efectos de la práctica artística radiante y pasional de Pastor de Moya.