La presencia del padre en la crianza fortalece el carácter, la identidad, la disciplina, los límites y los valores. El equilibrio, la equidad y la crianza positiva la construyen madres y padres; pero también, abuelos y tíos responsables.
Los padres ausentes, según las estadísticas van en aumento; donde los hijos se crían sin la fiscalización, el apoyo, la tutoría o la presencialidad para crear un modelo sano para los hijos. Las causas de esas ausencias pueden ser por fallecimiento, migración, divorcios mal manejados, irresponsabilidad paterna y algunos trastornos de personalidad.
Las consecuencias de esa ausencia o abandono por la figura del padre pueden producir daños emocionales, conductuales, psicológicos y hasta problemas en el carácter de los hijos. Las estadísticas hablan de los problemas de delincuencia, abuso de sustancias, trastornos de identidad y trastornos de personalidad en hijos donde la figura del padre se ausento o no socializó dentro de la crianza.
La paternidad positiva desde el punto de vista antropológico, sociológico, psicológico y psicosocial, predice una funcionalidad y un desarrollo armónico en las estructuras psicoemocional de las hembras y varones dentro de la dinámica de la crianza, debido a un padre afectivo, fiscalizador, comprometido en la crianza positiva: apego sano, alimenta, baña, cuida, ayuda, realiza tareas, acompaña al médico, besa, disciplina, dice que no, explica el castigo, sabe poner límite, enseña valores y costumbres.
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La paternidad positiva en la dinámica de crianza ayuda con la responsabilidad, el compromiso, la honestidad, referencia psicosocial, de lo que debe ser un buen ciudadano.
Los hombres y mujeres que fueron marcados e influenciados por un modelo de paternidad positiva han tenido mejor salud mental, familias más integradas, comportamientos más sanos y mejor adaptación psicosocial y emocional.
Los modelos económicos, la migración, la tecnología, la crisis de parejas y los problemas estructurales en cualquier tipo de sociedad están produciendo menos padres presenciales, positivos y comprometidos en su rol de modelo de referencia sano para su familia y para la sociedad.
Sin embargo, existen muchos hombres realizando una paternidad responsable, de modelo sano, comprometido y digno de imitar como referencia de una paternidad en la crianza.
La sociedad debe estimular, sensibilizar y visibilizar la paternidad positiva para comprometer y reforzar a los hombres en su rol de padre, de identidad, de modelo de referencia e influencia de lo que debe ser un padre cariñoso, apegado, responsable en valores para la formación de la estructura sana de los hijos.
El desafío en el presente y para el futuro, es fortalecer la paternidad positiva; una paternidad resiliente que, sin importar las adversidades siempre esté presente, funcional, comprometida con el apego, el vínculo y el sentido de pertenencia.
La paternidad presencial de forma integral es forjadora de hijos resilientes, de familia sana y funcional.
La positividad implica modelo de crianza autoritativo, afectividad, rol de equilibrio y desarrollo armonioso para la construcción de una personalidad estable.
El impacto y los daños colaterales de una paternidad irresponsable, ausente o periférica, han dejado huellas somáticas a cientos de hijos que no han podido funcionar en la vida y, mucho menos, convertirse en padres positivos con sus propios hijos. A todos los padres felicidades, salud y bienestar por la vida y por la paternidad positiva.