Pedro Rivera, ejemplo a imitar

Pedro Rivera, ejemplo a imitar

Manuel Amezquita

Tres décadas han pasado de su partida y aún perdura su nombre y su ejemplo en los veganos que cosechamos su amistad. Recuerdo que camino a Santo Domingo en compañía del gobernador de la época Sr. Reinaldo Lora y Radamés Polonia, recibí una llamada para que lo esperara en mi oficina. Quería tratarme algo de asuntos políticos. Minutos más tarde me llamó el Sr. Lora informándome del fatal accidente, apersonándome al Hospital de las Fuerzas Armadas donde fue llevado sin nada que hacer. Llegó muerto.

El acontecimiento de su muerte fue seguido por todo el país y aquel acompañamiento a su última morada fue apoteósico, un pueblo triste y agradecido lo despedía con cariño y gratitud.

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Era un hombre visionario, emprendedor, carismático y sobre todo su bandera y estandarte era el trabajo; fui testigo de reuniones sociales o políticas en su hogar, en las que le escuché decir:

“Señores quedan en su casa, ahí tienen de todo” … Porque era un anfitrión abundante y acogedor, pero me tengo que acostar, porque me levanto a las cuatro de la mañana y los invitados lo entendían porque conocían de su conducta y patrón de trabajo.

Tenía un liderazgo natural que influenciaba en toda la región. A pesar de su origen humilde, era cercano a todos, ricos, pobres, políticos de su partido y de la oposición, siempre con una sonrisa singular, su popularidad contagiaba a muchos que llegaban a imitarlo en sus gustos y proyectos.

Su incidencia en todos los estratos sociales de La Vega lo hicieron portador de involucrarse y cooperar en todos los planes de desarrollo de la provincia. Anecdótico y de lenguaje coloquial, no tuvo profesión, se graduó en la universidad de la vida.

Recuerdo una de sus anécdotas y decía demostrando su valentía y decisión en el emprendimiento de los proyectos de su vida “Perro pendejo no come aguacates”.

La gratitud de su pueblo posibilitó que su hijo saliera senador porque fue más un voto de gratitud a don Pedro que un voto político o partidario.

Al cumplirse 30 años de su muerte le fue realizado un merecido homenaje y develizada una estatua en la avenida que lleva su nombre. Ese fue solo algo de los muchos homenajes que merecía don Pedro Rivera.

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