A mi entrañable amigo Pepín Corripio.
Parte II
En el artículo anterior expusimos algunos aspectos del pensamiento crítico en sentido general. Ahora, nos detenemos en su aplicación a la educación.
Es parte de nuestra naturaleza pensar, todos lo hacen. Pero, mucho de nuestro pensar, por sí solo, es sesgado, parcializado, desinformado o prejuiciado. Sin embargo, nuestra calidad de vida y de lo que producimos, hacemos o construimos depende, precisamente, de la calidad de nuestro pensamiento.
A pesar de los resultados de la investigación educativa de los últimos veinte años y de los propósitos de la educación formal, la modificación de planes de estudio hacia una orientación al desarrollo de competencias, la enseñanza actual a nivel mundial, se sigue apoyando en un enfoque pedagógico orientado, esencialmente, hacia la adquisición de conocimientos, por medio de la enseñanza de asignaturas escolares básicas.
De aquí surgen diversos puntos de discusión de lo que sería mejor: si estudiar razonando o hacerlo memorizando como ocurre en casi todas las naciones del mundo.
La memorización es parte esencial del proceso de estudio. Persistentemente hay que retener información cuando se quiere alcanzar una noción; lo que se logra a través de la práctica y la rutina o, si no, intentando introducir los conceptos en nuestro cerebro a fuerza de reproducirlos constantemente.
Los estudiantes saben esto, pues es la manera tradicional en que se preparan para un examen. Sin embargo, existe una diferencia muy significativa entre estudiar razonando y estudiar memorizando. Lo primero implica en una etapa la memorización, pero en un contexto de conocimiento del tema. En cambio, el estudio de memoria reside en, directamente, retener palabras con el fin de volcarlas de forma escrita u oral a la hora de ser examinados.
Veamos las características de cada estilo (De Luca, 2016):
Estudiar de memoria
– No se tiene un efectivo conocimiento de los temas. Quien estudia registra las palabras entendiendo poco a qué se refieren.
– La asimilación del contenido implica la memorización íntegra de los textos a estudiar. Al tiempo de que la información en el cerebro parece tallada de forma secuencial y no aleatoria. Esto es un peligro puesto que para poder responder algo puntual, hay que recordar todo un bloque de datos memorizados.
– Días luego de presentar el contenido, los temas apenas se recuerdan. Si tuviese que volver a hacerlo, habría que empezar en una parte importante a memorizar de nuevo porque no se adquirió, adecuadamente, el conocimiento.
Estudiar razonando críticamente
– Se conoce y se entiende lo que se estudia. Antes de empezar el proceso de memorización, se analiza el tema. Se ha descompuesto en segmentos cada elemento involucrado, se conoce y se entiende también el conjunto integrado.
– Las palabras que aparecen en el texto no se deben memorizar de forma exacta. Algunas palabras deben cambiarse por otras. Cualquier tema puede recordarse con facilidad y no es necesario tener que recordar el tema que estaba antes, para poder evocarlo.
– Días después del examen, se pierde gran parte de la información retenida, pero el concepto y el conocimiento más importante del tema quedan por siempre (o al menos por mucho tiempo) en nuestro cerebro.
– El razonamiento crítico permite realizar asociaciones y comparaciones con otros temas. Las preguntas de examen de este estilo resultan sencillas y las respuestas pueden construirse en el momento de presentarse.
En ese sentido, la misión de la escuela no es tanto enseñar al alumno una multitud de conocimientos que pertenecen a campos muy especializados, sino ante todo, aprender a aprender, procurar que el alumno llegue a adquirir una autonomía intelectual (Jones e Idol, 1990). Finalizamos este trabajo citando las extraordinarias palabras de uno de los grandes genios que la humanidad ha producido, Albert Einstein:
“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo de Dios”.
Investigadora Asociada: Andrea Taveras.