Comenzó el Congreso del Partido Comunista chino que, exitoso en lo social e internacional, ha convertido a China en un fenómeno planetario sorprendente en todos los ámbitos. Una oportunidad para conocer el camino que recorrerá hasta 2049, centenario de la gran “joya” de su gestión: la proclamación de la República Popular China, país que con desarrollo meteórico ha transformado el escenario mundial y, lo más relevante e importante, ha elevado impresionantemente el nivel social de la nación. Brillante muestra de ejecutoria que debiera ser más que suficiente para que se admirase y respetase. No conozco otro partido que pueda mostrar tan extraordinaria hoja de ruta. Hechos son hechos.

El Congreso es momento culminante para analizar lo realizado durante el lustro vencido y confirmar qué se ejecutará en el quinquenio que se inicia con la elección del XX Comité Central responsable de nombrar nuevas autoridades partidarias y supervisar el cumplimiento de las directrices, tanto del XIV Plan Quinquenal como de los lineamientos de política internacional.

La admiración y respeto que China se ha granjeado globalmente es, efectivamente, consecuencia de los avances sociales generados por un Partido que ha mostrado sensibilidad social y gran comprensión de las necesidades y urgencia del mundo. Ha sido inclusivo interna y externamente.

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La estrategia socio-económica china es inversa a la prevaleciente en occidente. El modelo chino se concreta, esencialmente, en un ciclo de efectos y consecuencias que se expresan de “arriba-hacia abajo-hacia arriba”; entendiéndolo en el sentido de garantizar que los avances en el progreso económico tengan consecuencias inmediatas y directa en toda la ciudadanía.

Asimismo, atendiendo las necesidades sociales elevando integralmente los estándares en el nivel de vida, el alto ritmo de crecimiento de la demanda impulsa la producción y crecimiento de la economía. El Partido capta las preocupaciones de la población por medio de su extensa red de organizaciones partidarias de base por todo el país. Estratégica plataforma de su “economía dual” centrada en consumo interno y exportaciones.

El proyecto de la Franja y la Ruta que desde que el secretario general del PCCh encendió sus motores hace 9 años, ha devenido un activo global en la aspiración de construir una comunidad de futuro compartido. Bajo su sombra, se han firmado mecanismos de cooperación con más de 140 naciones y 130 organizaciones internacionales. Hasta ahora el flujo comercial con esos países ha rebasado los 12 millones de millones de dólares.