La Batalla de la FE : un evento que durante 61 , años ha trasformado sanado y restaurado la vida de miles de persona en RD y el Mundo en foto El Pastor Ezequiel Molina , HOY Duany Nuñez 1-1-2025
El discurso del pastor Ezequiel Molina, en el marco de la Batalla de la Fe, sobre el «descuido de los hogares y el éxito de las mujeres» sigue generando rechazo el sector, como el Foro de Mujeres Periodistas Dominicanas, quienes califican la alocución como «un acto de violencia simbólica hacia las féminas».
«Calificamos el discurso estereotipado del pastor Ezequiel Molina, pronunciado el 1 de enero, como el primer acto de violencia simbólica de 2025. Este discurso es anacrónico y carece de datos contextuales actuales sobre la verdad de los hogares y las ciudadanas del país» condena el gremio mediante un comunicado.
Explican que en los hogares dominicanos prevalece el liderazgo de las mujeres, quienes con éxito y empatía están comprometidas con sus múltiples jornadas laborales. «Son ellas las que encabezan la jefatura de estos espacios, representando el 53% de los hogares, siendo mayormente solteras, y lo construyen como la mejor de sus empresas. ¡La más importante de todas!» agrega la nota.
Comunicado
Detalla que más de 600 mujeres son propietarias de empresas que exportan más de 1,400 productos, que benefician tanto a sus hogares como a los de muchas otras mujeres; además, dirigen el 52.6% de las Mipymes, luchan por la representatividad en las juntas empresariales y realizan importantes contribuciones a los grupos empresariales.
También hay que recordar que constituyen el 60% de las matrículas universitarias y el 55% de las matrículas de la educación técnica, sin que esto signifique que se desliguen de las labores de cuidado. Ante este panorama, el discurso emitido constituye un acto que busca frenar y colocar más barreras ante la creciente autonomía y el empoderamiento de nuestras mujeres, que ha repercutido de manera positiva en toda la sociedad, empezando por sus hogares.
De hecho, 48.2% de los préstamos del sistema financiero son solicitados por las mujeres, quienes los utilizan para sus emprendimientos y para su educación y la de sus hijos e hijas, mostrando una perenne responsabilidad hacia el mejor de los porvenires.
Este discurso nos recuerda que hace precisamente un siglo las dominicanas enfrentaron con entereza opiniones como estas que temían su profesionalización, su autonomía y sus liderazgos, pronosticando que al cursar carreras técnicas y universitarias se “devastaban los hogares”; pero, al contrario, es esta lucha por su educación, la de sus madres, amigas y hermanas, la que erigió a nuestras pioneras como ciudadanas, desde lo moral, para alcanzar luego la ciudadanía política y civil. Y, en ese trayecto, ahora se
encamina hacia la constitución de sus derechos económicos y sociales.
Es lamentable que el pastor coloque en la opinión pública esta noticia falsa al comenzar el año, y es más lamentable cuando los comentarios “respaldaderos”, mayormente emitidos en redes sociales, se hacen eco.
En ambos casos son síntomas de la urgente necesidad de un gran diálogo nacional sobre el estado de los derechos civiles y políticos de las dominicanas en la actualidad, que encamine hacia una reforma al sistema educativo desde las perspectivas de derechos humanos y de género; se sincere y tomen acciones contundentes ante los feminicidios y el embarazo en niñas y adolescentes, superando la mala práctica de
justificar los crímenes de la violencia machista y de los violadores. Es también esencial que se adopten políticas que promuevan y den respaldo a la constitución de hogares corresponsables, entre hombres y mujeres.
Este discurso también revela las plagas que laten en espacios laborales, como el acoso sexual, el techo de cristal, el piso de cemento y el síndrome de la impostora. Situaciones que están repercutiendo de manera negativa en el bienestar de las dominicanas que se auto-constituyen económicamente.
Si de algo sirve este discurso del sinsentido es en demostrar la urgencia de que se creen las condiciones en igualdad de oportunidades para las mujeres que llevan triple cargas, en vez de juzgamientos a la luz de la ignorancia, en este ya cuarto de siglo.
¿Dónde están las políticas de conciliación laboral y familiar? Deben dejar de ser éxitos de pocos espacios laborales. ¿Acaso también se les negarán estas políticas a las dominicanas, como el derecho a la salud sexual y reproductiva?
Ciertamente, las dominicanas tienen éxito en la vida pública, contra todo pronóstico, pero también necesitan que los males estructurales –y no los mal señalados “individuales” del pastor– sean corregidos por toda la sociedad, tales como el costo de la canasta familiar, la inseguridad, las violaciones sexuales, la venta de drogas y los empleos que no garantizan derechos.
Esas son plagas que el pastor debió visibilizar en su desacertado discurso, pero estamos ante una iglesia anacrónica, que busca acrecentar la vulnerabilidad de las mujeres frente las violencias, frenando sus autonomías, y les pide a sus “siervas” que se queden en la casa a esperar que el marido las golpee, las engañe o las denigre, solo para no descuidar el hogar que se ha imaginado.
Propugnamos por una iglesia que no castigue a las mujeres que se preparan para ser exitosas y con esto darles un ejemplo digno a sus hijas e hijos. Por una iglesia que no siga privilegiando a los hombres que abandonan el hogar, y de paso, a sus hijas e hijos. Una iglesia de justicia, de equidad.
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