Visto desde la psiquiatría, las personas tóxicas padecen de patología o desregulaciones emocionales. Desde la psicología, como dificultades en el carácter, inmadurez y desarmonía psicosocial.
Por definición, un tóxico es una bacteria que infecta, contamina, contagia al organismo creándole una condición de vulnerabilidad, o un riesgo que, llega a enfermar y que puede producir hasta una infección generalizada. Se describe una persona tóxica como alguien sin filtro, sin prudencia, falta de tacto, y sin límites que, en cualquier circunstancia daña o contamina el espacio, el ambiente, las relaciones, las personas o el trabajo; en fin, sabe cómo utilizar el chisme, la manipulación, la intriga, el conflicto, el desamino, la indiferencia, el silencio, y aspirar siempre en tener el control y crear disonancia.
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En la vida social, en la familia, en el trabajo, en las relaciones interpersonales y grupales, se deja sentir, se conoce o se identifica a la persona tóxica, debido a su falta de empatía, compasión, reciprocidad y afectividad para con los demás; la inmadurez psicológica o la desregulación emocional le impulsa a sentirse descompensada, a sentir envidia, celos, resentimiento y desconfianza. Su sistema de creencia es distorsionado y limitante, por demás, personaliza e infiere defensas inmaduras que le lleva a comportarse de forma caótica, impredecible, irritante o desafiante.
En el mejor momento, en la circunstancia donde todo parece fluir, la persona tóxica suelta el comentario, crea la disonancia, trae la historia victimizada, la culpa almacenada, el dolor no resuelto y la pena muda que le invade, para dañar en el ambiente, dividir amigos, crearle conflicto a una pareja, desbaratar un negocio, o hacer sentir culpable a los demás por las limitaciones que adolece.
Psicológicamente hablando, las personas tóxicas son disfuncionales, disonantes y creadoras de desajustes y desarmonía de forma recurrente y crónica. Las veces que funcionan, son donde tienen el control, manipulan y se hace los que ellos desean o quieren de las demás personas. Los daños colaterales que reproducen las personas tóxicas van desde conflictos, enemistades, divisiones, aislamiento, divorcios, crisis en los vínculos primarios, pérdida de afecto y de apego en las familias y amigos, debido a sus comportamientos y acciones de tipo disfuncionales.
Con el tiempo a las personas tóxicas, se les alejan las personas, pierden espacio de socialización, se van quedando solas, o se le dificulta poder conectar con las demás personas de forma saludable. La prevención ante una persona tóxica es, aprender a poner límites, decir que no, dejarle su espacio de influencia o de control, marcar distancia, poca confrontación, y no tratar de convencerle de que debe cambiar su forma maledicente y dañina en la que vive. Cuando la persona tóxica está dentro del núcleo familiar se le puede estimular y apoyar a que busque la ayuda psicoterapéutica. Solamente los tratamientos de salud mental pueden recuperar y sanar a una persona tóxica y sus daños colaterales. La problemática existencial es, que la persona tóxica no acepta revisar actitudes ni resultados de vida, más bien, se justifica, se victimiza, hace disonancia cognitiva e infiere que se siente atacada, inmorada y poca valorada (o). Realmente en la vida de la persona tóxica existen traumas y vivencias traumáticas no resueltas. Las demás personas deben aprender a cuidarse, prevenir y poner limites de las relaciones tóxicas; mantener una lucha de poder constante no soluciona el conflicto con la persona tóxica.