Perspectivas de la economía global en el 2024

Perspectivas de la economía global en el 2024

Julio E. Diaz Sosa

La economía global en los últimos años ha experimentado fuertes choques, tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta. En el año 2020, la economía global sufrió el impacto del COVID-19, afectando tanto la demanda como la oferta. El año 2021 se caracterizó por el impacto de la disrupción en la cadena de suministros, el 2022 por las secuelas de sus choques estructurales y el aluvión monetario que ocasionó una espiral inflacionaria en la economía global, afectando al 90% de las economías a nivel mundial según datos del Banco Mundial. En el 2023, el mayor riesgo ha sido el aumento de las tasas de interés y su impacto en el sistema financiero. Sin embargo, el mayor riesgo que enfrentará la economía global en el año 2024 es el geopolítico, ya que las relaciones y alianzas tradicionales se están fragmentando y un mundo más polarizado ha dado paso al riesgo estructural de mercado. También puede resultar difícil planificar estos comodines, aunque las estrategias de cobertura amplia y defensivas podrían desempeñar un papel clave en la estrategia de inversión para el nuevo año.

El primer escenario de riesgo geopolítico ya está en marcha, con los rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen realizando repetidos ataques con aviones no tripulados y misiles contra buques comerciales que atraviesan el Mar Rojo. El estrecho de Bab el-Mandeb es un paso marítimo crucial que facilita una sexta parte del comercio mundial y es importante para los envíos marítimos mundiales de productos básicos como el petróleo crudo. Como resultado, las primas de seguro han aumentado e incluso han llevado a las líneas navieras de contenedores más grandes del mundo a evitar el Canal de Suez, desviando sus cargas hacia la ruta tortuosa que rodea África.

Por otra parte, los organismos multilaterales proyectan que el crecimiento de la economía global continuará debilitándose, en medio de los efectos retardados y continuos de la aplicación de las políticas monetarias restrictivas a nivel global, condiciones financieras limitadas y el debilitamiento del comercio mundial. Después de una fuerte desaceleración en este año 2023, se espera una desaceleración un poco más acentuada para el año 2024, lo que significará el tercer año consecutivo de desaceleración de la economía mundial. El conflicto reciente en la franja de Gaza, sin duda, ha aumentado los riesgos geopolíticos y, de paso, ha incrementado la incertidumbre en los mercados de materias primas, con posibles implicaciones adversas para el crecimiento global. Esta coyuntura económica se presenta en un momento en que la economía global sigue haciéndole frente a los efectos persistentes de una serie de factores superpuestos de choques en los últimos cuatro años, como la pandemia, la Guerra en Ucrania, así como el fuerte endurecimiento de la política monetaria a escala planetaria. Por consiguiente, las perspectivas de crecimiento a corto plazo se tornan divergentes.

En ese mismo tenor, el crecimiento económico en los países desarrollados y en China se proyecta una desaceleración, así como en la mayoría de los países emergentes donde algunos enfrentan sus propios desafíos como alto endeudamiento, alto costo para el acceso a financiamiento y conflictos internos. La inflación general y subyacente continúa desacelerándose. No obstante, la inflación sigue por encima del rango meta en la mayoría de las economías avanzadas, y aproximadamente en la mitad de las economías emergentes que en sus programas monetarios tienen establecidas metas inflacionarias. De igual manera, se proyecta que la inflación a nivel mundial se mantendrá por encima de su nivel previo a la pandemia más allá del 2024. Aunque los ciclos de ajuste monetario están llegando a su fin en muchas economías desarrolladas, se espera que las tasas de políticas se mantengan altas por más tiempo de lo estimado a medida que la inflación continúa convergiendo dentro del rango meta de manera gradual. Esto significa que los tipos reales de interés se mantendrán altos por un tiempo prolongado. Además, los rendimientos de los bonos gubernamentales a largo plazo de las economías avanzadas han aumentado a sus niveles más altos desde finales de la década de los 2000, reflejando en parte las expectativas cambiantes sobre qué camino futuro tomarán los tipos de interés y las primas.

Las vulnerabilidades fiscales relacionadas con las altas tasas de interés se han tornado cada vez más pronunciadas, dado que el nivel promedio de la deuda pública mundial ha aumentado en un 20% del PIB desde el año 2007. El lastre para el crecimiento global que ha representado el endurecimiento monetario se espera que alcance su pico para el próximo año en las economías más importantes. Sin embargo, esto dependerá en gran medida de la evolución de las condiciones financieras de esos países, ya que los tipos de interés elevados son una piedra en el zapato que obstaculiza el crecimiento económico. El impacto de las subidas de los tipos de interés se ha visto compensado en cierto grado por el gasto de las reservas del ahorro privado que se acumuló durante la pandemia, la resiliencia del consumo, el apetito por el riesgo y vencimientos extendidos en acciones de deuda de bajo costo.

El crecimiento del comercio global en el año 2023 ha sido muy anémico, especialmente para los bienes, lo cual se encuentra estrechamente relacionado con la caída pronunciada de la producción industrial. Por su parte, el comercio de servicios experimentó una recuperación leve muy por debajo de las expectativas. El 2023 ha sido un año terrible para el comercio mundial, y si lo ajustamos sacando de la ecuación los ciclos recesivos, ha sido su peor año en 50 años. Las expectativas de crecimiento para el comercio global en 2024 son más optimistas que las de este año, lo que refleja en parte una recuperación de la demanda global de bienes.

Finalmente, el conflicto de Israel en la franja de Gaza ha tenido un impacto moderado en los precios de las materias primas. En gran parte del año 2023, los precios de las materias primas se han moderado en cierta medida. Sin embargo, sus precios se encuentran muchos más altos que los niveles previos a la pandemia en términos relativos. A pesar de la reciente volatilidad que se ha cernido sobre los mercados de las materias primas por el estallido de conflictos recientes, se prevé que los precios de las materias primas, si no se produce una escalada en los conflictos geopolíticos actuales ni surgen nuevos, podrían bajar de precios, en especial el crudo, ya que el crecimiento económico global se torna débil para 2024, auspiciado por un aumento de la producción por parte de los países productores y el debilitamiento persistente de la actividad económica en China. Sin dudas, el 2024 será un año de serios desafíos para la economía global, y debemos estar preparados para enfrentar esos choques externos.

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