Petroyuan

Petroyuan

Eduardo Klinger Pevida

Es tan absurdo pretender desconocer que el uso del dólar ha entrado en una crisis irreversible como imaginar que pudiera dejar de ser una moneda relevante. Igualmente, raya en la ignorancia suponer que el yuan no habrá de ganar importancia de manera acelerada. El dólar perdió, pierde y seguirá perdiendo fuerza irremediablemente. Imposible ignorar que el yuan ha ganado, gana y seguirá ganando relevancia. Ambos hechos responden a determinaciones geoeconómicas indetenibles. Son leyes inexorables de la historia y de la economía.

El dólar ha estado erosionándose por 50 años. Se erigió en la moneda dominante al crearse el sistema monetario internacional en 1945 a lo que Keynes, brillante economista británico, advirtió que un sistema internacional no podía basarse en el uso de una moneda nacional. En 1971 el presidente Nixon abolió la convertibilidad el dólar a oro, base de su fortaleza: primera cicatriz de la moneda verde. Una onza de oro costaba entonces 35 dólares, hoy su precio es de 2000 mil dólares. Otra severa cicatriz.

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Después vino el boicot de la OPEP en protesta contra Israel y el barril de petróleo saltó desde 4 dólares a 40 y todos sabemos lo que está pasando. Sobre esa base apareció lo que llamaron “petrodólares” que beneficio a las grandes petroleras y, tras ellas, a los grandes del momento.

La Unión Europea creó el euro y se redujo en un 20% el área de dominio del dólar. Ahora, guste o no, el yuan chino seguirá asumiendo la representación que le corresponde como moneda de la potente economía china; 2,5% de las transacciones mundiales no reflejan el papel de liderazgo comercial de Beijing. El FMI acaba de elevar a 12,28% la proporción del yuan en los derechos especiales de giro donde, hasta ahora, solo tenía un 10,92%.

Los analistas confirman que “la erosión del status del dólar como moneda de reserva se ha acelerado” gravemente. En 2023 un 70% de las reservas mundiales se registraban en dólares, pero en 2021 era 55% y en 2022 cayó a 47%, un resbalón excepcional de 8%. Hablando de monarquías, la corona del dólar comienza a oxidarse

La incontenible política de sanciones indiscriminadas preocupa a muchos que, crecientemente, deciden minimizar la presencia del dólar. Argentina, Brasil, Bolivia, los BRICS, países árabes, Malasia, entre otros, así lo están anunciando. Washington se ha infringido un “harakiri”. Arabia Saudita, igualmente, acordó tasar sus vínculos con China en yuan, confirmando que ha nacido el “petroyuan”.