Un ex secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) pidió a las autoridades prohibir la difusión de las narconovelas y narcopelículas por incentivar el consumo de drogas, ensalzar a las mafias, difundir los más brutales y horribles crímenes y fomentar la maldad en todos los sentidos, en violación a la Ley 50-88.
David R. Lorenzo, coordinador del movimiento periodístico Convergencia y quien fue presidente del Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP), dijo que el artículo 36 de ley 50-88, sobre drogas narcóticas establece que “se prohíbe cualquier tipo de publicación, publicidad, propaganda o programas a través de los medios de comunicación, que contengan estímulo y mensajes subliminales, auditivos, impresos o audiovisuales que tienda a favorecer el consumo y el tráfico ilícito de drogas y sustancias controladas”.
Indicó que los organismos encargados del combate a las drogas y el narcotráfico y la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía están indiferentes ante la propaganda y el culto a las drogas que se hace a través de las narconovelas y narcopelículas.
Señaló que hoy en día el mundo del narcotráfico está ganando un nuevo terrero, que es de la narrativa, el del cine y el de la pantalla chica, donde encubierto por el llamado entretenimiento, se promueven las drogas, la obtención de dinero, el lujo, las mujeres y las matanzas, en forma cada vez más exagera, y sin ningún tipo de restricción.
Manifestó que en una sociedad, donde muchas encuestas dicen que el principal problema es la violencia y la delincuencia, estas series están promoviendo los anti valores, el sicariato, los gatilleros, y los asesinos, así como el culto al consumo y tráfico de drogas, las excentricidades, las colecciones de chicas de los capos y el lujo en su máximo esplendor, despertando el morbo de los deprimidos y de los que no tienen, así como de los que tienen, pero que quieren más.
Agregó que actualmente miles de personas sin darse cuenta se han convertido en adictas a ver el crimen, a tal grado que ya no se inmutan por las matanzas, y sin darse cuenta hasta las disfrutan. Otras, principalmente los jóvenes, sedientos de dinero y poder, toman el camino equivocado. De tanta promoción el narcotráfico se está convirtiendo en algo rutinario y normal en nuestras sociedades.
Sostuvo que mediante esas transmisiones, el adicto a las drogas aumenta más su placer a ver las escenas donde él se siente a sus anchas, y los narcotraficantes incipientes, imitan las torturas y los crímenes, tratando de ranquearse, para infundir mayor respeto, y los expertos, afinan sus métodos de crueldad.