Hace apenas unos días, para ser más exactos, el 7 del mes en curso, nos habíamos hecho eco del anuncio hecho por Mastercard de que, en un proceso que ya arrancó y de cumplimiento gradual (se espera que concluya en 2030), reemplazará las tarjetas de crédito y débito por nuevas tarjetas equipadas con chips electrónicos, que al operar con un software que generará un código único y aleatorio o “token” para cada pago, no requerirán del uso del plástico y estarán más blindadas contra la clonación.
En aquella entrega nos concentramos en las bondades de la nueva tecnología, pero se hizo presente una ausencia de la que nos percatamos ahora: no nos hicimos entonces la pregunta clave de si la República Dominicana está preparada para tan disruptivo cambio.
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Y la respuesta es sí lo estamos, tanto en lo que tiene que ver con la infraestructura tecnológica como en lo que respecta a la actitud de los dominicanos frente a los cambios tecnológicos. Una encuesta hecha por la propia Mastercard revela que el 99% de los dominicanos se sienten cómodos al utilizar nuevas tecnologías y el 80% están dispuestos a probar nuevos métodos de pago.
En lo que concierne a la infraestructura tecnológica, la República Dominicana ha exhibido avances significativos en la adopción de tecnologías de pago digitales, lo que la pone en condiciones favorables para implementar las tarjetas Mastercard sin dígitos.
He aquí algunas de las nuevas experiencias:
Ya Mastercard, en colaboración con Qik, el primer neobanco del país, filial del Grupo Popular, ha introducido tarjetas de crédito físicas sin numeración vitsible, conocidas como «Infoless”, que son una respuesta eficiente a las necesidades de seguridad que exigen los productos financieros.
Como estas tarjetas no trae impresos los dígitos de la cuenta ni la fecha de vencimiento, la única forma de acceder a la información contenida en ella es por medio de una App. Además, la cuenta está protegida por un PIN que permite hacer pagos en establecimientos y la consolida como un producto difícil de clonar.
A eso se agrega que la infraestructura tecnológica del país ha evolucionado para soportar métodos de pago avanzados. Es el caso de Azul, que implementó la tecnología de pagos sin contacto y posicionó a la República Dominicana como el segundo país del Caribe en adoptar esta solución.
Sin dudas, estamos ante desarrollos que indican que el país está bien posicionado para adoptar las tarjetas sin dígitos, que son una eficiente respuesta a la necesidad de hacer cada vez más difícil el ataque de gente endemoniada que ejerce dominios plenos sobre el mundo de la informática.